TRAS LAS CORTINAS
Fomentemos bondad, amor y solidaridad
¡Hola! Buenos días. “¿Cómo un niño de 12 años que fue amado tan ferozmente por todos piensa que la vida es tan difícil que necesita alejarse de ella?”. Con esta triste y reflexiva frase de Andy y Samie Hardman, padres del niño Drayke Hardman, que con apenas 12 años se suicidó en Utah, EEUU, tras sufrir bullying en su colegio, inicio mi entrega de hoy con el corazón devastado. La frase que ha recorrido el mundo es un llamado a la humanidad a fomentar la bondad, esa bondad que aprendemos de nuestros padres, esa bondad que cultivamos en el seno del hogar y que debemos poner en práctica en nuestro diario vivir. La noticia, que ha tocado las fibras del más insensible de los seres humanos, debe servirnos de reflexión a todos, debemos revisar nuestro accionar de vida y el de nuestros hijos.
Nobleza de padres adoloridos
Es inconcebible que un niño que apenas comienza a “balbucear” palabras haya decidido terminar con su vida de esa manera, por sentirse atrapado o, como decimos aquí, por sentirse en un “callejón sin salida”, por el acoso a que fue sometido por su compañerito de colegio. ¿Dónde estaban sus profesores que no advirtieron la situación entre estos dos niños? Son muchas las interrogantes que nos planteamos ante casos como este, pero solo Dios y él saben por qué lo hizo. Todos, junto a los padres de Drayke, debemos transitar hacia una sola dirección: fomentar la bondad en los seres humanos. Su hermana no sale del shock que le provocó encontrar a su hermanito menor muerto en su habitación, mientras los padres, henchidos de dolor y con el corazón en las manos, solo apelan a la bondad. Nos unimos al dolor de estos padres y abogamos junto a ellos por la bondad y la solidaridad de la humanidad.
Evitemos el ‘bullying’
Es preocupante el nivel de presencia que tiene el bullying en los centros de estudio a nivel mundial, especialmente en aquellas sociedades desarrolladas como Estados Unidos y Europa, donde con frecuencia son reportados innumerables casos de acoso, no solo entre niños de colegios y escuelas, sino también entre adultos, en centros de trabajo, en la calle y otros lugares. La sociedad en su conjunto debe trabajar profundamente en inculcar valores.