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El parque Libertad y su glorieta memorable

Un santuario ecológico de Ocoa

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Ulises Alcántara MartínezSan José de Ocoa, RD

Fue en el turbulento y aguerrido año 1902, cuando San José de Ocoa comenzó a gestionar su parque. Sin centrar su atención en las escaramuzas intestinas del país, las cuales sacaron del poder a Juan Isidro Jimenes, un grupo de soñadores impulsó la idea de dar forma a esta plaza de recreación pública, en un amplio terreno poblado entonces por limitados árboles. Fueron colocadas un par de lámparas acompañando los escasos bancos, que compartían el terreno con unas cuantas casuchas maltrechas, incluida una utilizada como capilla católica, situada en la zona céntrica del maltratado terreno. En el siglo anterior el párroco de Baní, Andrés Rosón, había dejado testimonio escrito de su inconformidad con la casucha de entonces, según manifiesta el escritor Alexis Read en su libro “Apuntes para una historia de los orígenes de San José de Ocoa”, al citar su carta del 12 de enero de 1860 dirigida al presbítero Fernando Arturo de Meriño. En su misiva, Rosón describe el lugar como un “bohío de paja”. Poco evolucionó dicha casucha en muchos años.

En la tercera década del siglo XX, se renueva la decisión de los ocoeños de tener un parque apropiado, y es en 1929 cuando es inaugurado el que se convertiría en un santuario de la vida natural, bajo el nombre de Parque Presidente Vásquez, en honor al entonces Primer Mandatario, histórico líder de los coludos. En su construcción primaron la cooperación de familias pudientes de la época y el trabajo mancomunado y voluntario de muchos manieleros. El nombre cambió atendiendo a las circunstancias, llegando a llamarse Parque Presidente Trujillo y siendo rebautizado a la muerte del sátrapa como Parque Libertad, nombre que hasta hoy conserva.

Un episodio importante para la justa valorización de este espacio recreativo fue la inauguración, en 1940, del moderno templo católico construido frente al mismo. Desde entonces se convirtió en ritual, dar una vueltecita al parque después de misa. Cabe resaltar la pasiva complicidad del parque con el romance de la época, pues sus oscuros corredores eran aprovechados por las parejas flechadas por Cupido, para prodigarse efusivas muestras de afecto.

Testigo de la historia Desde su proceso de gestación, el parque ha sido un importante referente histórico de San José de Ocoa. Atestiguó la misteriosa quema del templo de madera y paja construido en su interior; también manifestaciones políticas de toda índole. En sus hermosos y frondosos pasillos, la historia recoge ominosos discursos trujillistas, dignas manifestaciones antitrujillistas e inspiradores episodios revolucionarios.

El parque fue testigo de las tertulias progresistas de los años 70, donde valiosos jóvenes influenciados por ideas revolucionarias, con sus viejos libros sujetados bajos los brazos y por sus sudadas axilas, intercambiaban puntos de vistas, se enfrascaban en profundas y edificantes discusiones y fomentaban el sentido crítico a las limitaciones sistémicas. En tiempos represivos, muchas persecuciones tuvieron su génesis en la furtiva infiltración de “chivatos” en estos espacios reflexivos. A pesar de esto, allí se siguieron cultivando ideas renovadoras, las cuales tendrían importantes repercusiones en el futuro de Ocoa.

Pero también un conglomerado de inofensivos beodos ha tenido por décadas este parque como su lugar predilecto de reunión y tertulia; la realización de peñas desordenadas y a veces irreverentes, ha caracterizado el accionar de estos hombres, todos con el denominador común de ser o haber sido activos hombres de trabajo. Con fuerzas aminoradas y tras los efectos ineludibles del paso del tiempo y sus desengaños, varias generaciones han sido testigos de la vida en el glorioso parque. Hoy en día el simpático conglomerado recibe el nombre de los “Picos Rojos”, debido al color carmesí de sus labios tintados por la mezcla de tapa floja con vino criollo.

En el interior del parque encontramos la imponente estatua del patricio Juan Pablo Duarte, la cual sustituyó al antiguo busto del prócer, en una pequeña plazoleta que es utilizada para la mayoría de los actos patrios. Muy cerca se avizora el busto en honor al botánico sueco Erik Leonard Ekman, activo investigador de la vida natural de nuestro país, incluida San José de Ocoa. Además encontramos en la esquina sureste, un sencillo pero hermoso monumento a la Biblia, construido a instancias de la comunidad cristiana protestante.

Un canto a la vida El parque Libertad es un santuario de vida natural, adornado por una envidiable flora, parte de la cual se mantiene en constante competencia rumbo al cielo, en busca del sol. En sus jardines destacan los árboles de palma real, roble, caoba, ceiba, samán, guayacán, álamo y sabina. También especies exóticas importadas, como acacia amarilla, melina, javilla, chat chat y gina. Estas últimas han tenido que ser sometidas a procesos de control, pues compiten con las especies locales y en algunos casos afectan la infraestructura del parque.

La variedad ornamental es inspiradora, resaltando sus hermosas flores multicolores. Antiguamente abundaban las plantas de cayenas con sus vívidas y resistentes flores; hoy subsisten algunas las cuales sirven para establecer los límites de tránsito humano en el parque. De manera ocasional, algún impertinente puede violentarlos, pero, en sentido general, los ocoeños respetan, acarician y cuidan la belleza y variedad de su parque.

Como es natural, el parque tiene limitantes para el desarrollo de la vida animal, reducida a algunos reptiles, aves, insectos y otras especies minúsculas en tamaño, pero gigantes en importancia. Existe variedad y gran cantidad de lagartijas y en la década de los 80 quienes visitaban el parque en horas de la mañana tenían la oportunidad de presenciar un espectáculo hipnotizante: decenas de lagartijas, bajando en fila por el tronco del gran árbol de quenepa, para probar un bocadillo de la mano de don Guarioex Arias (ya fallecido). Esta hazaña era para muchos algo inexplicable, y el autor lo narra por haber sido testigo presencial de este prodigio. De no haberlo visto, probablemente hubiese vencido el escepticismo ante cualquier testimonio.

La Glorieta Construida en 1935 y ubicada en el centro del parque, esta singular plaza circular tiene múltiples usos: los hermosos conciertos de la Banda Municipal, exhibiciones, ferias y hasta es el espacio ideal para jugar el “topao”. Es el escenario obligatorio para la toma de las fotos de nostalgias de los ocoeños ausentes y su silueta es reconocida por ocoeños y visitantes.

Pero también ha sido escenario de protestas, huelgas de hambre y concentraciones por diversas causas sociales. Según relatan usuarios del pasado siglo, la glorieta era un importante punto de encuentro para disputas callejeras y en casos más comprensibles, para los improvisados encuentros de artes marciales entre mozalbetes que asistían al desaparecido cine Rhand, a ver películas de Bruce Lee, Jackie Chan, Simon Yuen y muchos otros exponentes asiáticos.

Espacios para todos El Parque Libertad tiene espacios para todos los gustos. El área interior, para los románticos, los ecologistas; los solitarios o quienes solo buscan un hermoso espacio de reflexión. Pero en su área exterior todos encuentran refugio: tanto quienes buscan fiesta, comida y tertulia, como aquellos que valoran los espacios familiares. Es en este parque donde las clases sociales se diluyen y tanto pobres como ricos encuentran espacios democráticos. Sus hermosos y clásicos bancos de granito, generalmente donados por hijos de Ocoa, reciben a diario gente de todas las esferas sociales, sin exclusividades ni discriminación.

Los niños tienen su especial terreno en el área de juegos recreativos, celosamente custodiada por la Policía Municipal y los vigilantes de la plaza. Los limpiabotas tienen sus espacios, al igual que los paleteros, los lavadores de vehículos y los chiriperos de toda índole. Todavía en su ala norte se evoca la presencia activa de los quinieleros y billeteros, quienes animaban con su pregón el parque, en la segunda mitad del siglo pasado. Es en sus alrededores donde se desarrolla la más intensa actividad del transporte organizado del municipio cabecera, al igual que las principales actividades del comercio y la banca formal.

En esta etapa de desarrollo del turismo sostenible en San José de Ocoa, este parque es un valioso aliado. Visitarlo es un requisito, para poder referirse con propiedad a las bondades ocoeñas.

La Fiesta del sombrero se celebra cada año en el parque.

Vista panorámica del parque.

El parque de Ocoa y, en el centro, su legendaria glorieta.