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Elucinda Castillo: “Estoy a un tris de perder el solar para mi casa”

Como regalo de Navidad, esta trabajadora doméstica de 70 años solo quiere poder saldar los 250 metros cuadrados que compró a plazo. Ha pagado 13 años de los 20 a los que lo negoció su esposo, ahora fallecido.

Elucinda trabaja y trabaja mas no ha podido terminar de pagar el terreno.

Con 70 años y aun trabaja en labores domésticas para sobrevivir. No tiene un techo, más sí el sueño de algún día poder conseguir la forma de terminar de pagar un solar que compró junto a su esposo hace 13 años. Ya él falleció y con su muerte se llevó la esperanza de Elucinda Castillo Torres de poder pagar los casi 250 mil pesos que adeuda por la propiedad.

El solar de Elucinda tiene una especie de tarantín que la aloja en la lotificación Beron II del municipio Verón de Higüey, ciudad donde fue a vivir hace más de 30 años con su esposo y sus hijos buscando labrarse mejores condiciones de vida. Adquirieron el solar de 250 metros cuadrados, a plazo por 20 años. Sin embargo, han pasado casi trece años y no ha podido cancelar el compromiso porque a ella y su familia les sucedieron numerosas calamidades que les impidieron lograr ese propósito. Hoy, como regalo de Navidad, solo quiere que Dios le ayude a conseguir la forma de saldar su deuda y lograr un techo para terminar de pasar su vejez. En el discurrir, su esposo Felix Valdez, sufrió un derrame cerebral que lo incapacitó hasta su muerte. Elucinda debió asumir ella sola la dirección y manutención de la familia. A solicitud de Elucinda, la inmobiliaria expidió una constancia en la que indica que hasta el mes de agosto del año 2020, ella adeudaba por el solar RD$244 mil 926 pesos, deuda que debe haber aumentado este año.

Lo que ha vivido

La experiencia de Elucinda cualquiera no la desea. Durante los años que su esposo estuvo en cama pasaron muchas dificultades. El hijo menor cayó en un estado depresivo del que no ha podido salir por falta de tratamiento adecuado. Elucinda es una de los miles de mujeres de la tercera edad que a los 70 años se mantienen luchando en la economía informal haciendo ventas, lavando, planchando y sirviendo como doméstica, pero sus esfuerzos no le alcanzan para una vejez digna.

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