Los preparativos

La semana antes de Navidad es de preparativos, la casa entera parece participar en las actividades, de la mañana a la noche, la actividad es continúa. Ya la casa luce esplendorosa, vestida de Navidad, el arbolito, más bello que nunca, guiña sus lucecitas mientras el nuevo nacimiento de cristal, es el foco de los aplausos. Pero esta semana es gastronómica, todo pasa por la cocina.

Después de haber hecho una excursión al supermercado y traer todo lo que Emma escribió en una extensa lista, mi cocinera empezó a elaborar la complicada masa que se convertiría en los pudines navideños más esperados por aquellos afortunados que año tras año, los reciben de parte nuestra. Mi papel consiste en ir recitando el ingrediente que se debe meter en la olla. Así, el azúcar y la mantequilla, se baten durante un buen rato, hasta que se forme una crema uniforme, luego se agregan los huevos. Después de un nuevo batido, se agrega la harina y se bate nuevamente. Emma descansa un ratico, los brazos comienzan a dolerle. Aunque siempre insisto en que use la batidora, ella se rehúsa, alega que esa máquina no le da el tono perfecto al batido, después del descanso y un nuevo batido, agregamos la mermelada, esta debe ser de naranjas agrias, preparada especialmente para estas delicias. Luego se agregan las especies. Esto es clave para el sabor irresistible de los dulces. Después el polvo de hornear y el raspado de las casaras de naranja, finalmente ayudo a Emma quemando el azúcar moreno, esto es clave para que la masa tome el color marrón oscuro que los caracteriza.

Luego ayudo con el empatado en los moldes y la colocación en el horno, ya caliente a la temperatura adecuada.

Cuando los pudines están asados, se retiran y se colocan sobre un gran plástico forrado de páginas del periódico. Allí permanecerán por varios días, sometidos al macerado a base de vino moscatel.

Emma luego dedica sus esfuerzos al sazonado del jamón y la pierna de cerdo, estos se asarán en los días siguientes, cuando estén suficientemente macerados. Los pastelitos y pasteles en hoja, siguen después, la casa no descansa y la cocina es el centro de la vida casera, todo estará listo para el gran día, gracias a mi dinámica factótum, a quien los años no parecen pesar, en lo más mínimo.