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Terapia de presión negativa, novedad para tratar heridas en casa

La terapia de presión negativa (TPN) es una modalidad terapéutica complementaria y no invasiva, utilizada para el manejo de heridas complejas en el ámbito de la traumatología, cirugía general y la ortopedia, mediante un aparato tecnológico que succiona el tejido para una regeneración rápida y segura de la zona afectada. Además, es una de las prácticas más modernas en la actualidad.

Con el paso de los años la medicina ha ido avanzando en la búsqueda de alternativas para el tratamiento de enfermedades, la aplicación de presión negativa es una técnica antigua que se ha modernizado con el tiempo. Es utilizada para tratar lesiones abiertas y profundas, heridas infectadas y lesiones cuyo proceso de cicatrización ha sido muy lento.

La doctora Joan Martínez, especialista en curación de heridas y directora de operaciones de Curatech, define el sistema de presión negativa como tecnología no invasiva, que promueve la cicatrización de las heridas aplicando succión controlada por medio de un dispositivo, para favorecer la proliferación de la herida lo que hace más rápido el proceso de cicatrización.

La TPN consiste en la aplicación de presión subatmosférica al lecho de una herida, como forma de tratamiento tópico y no invasivo de la misma, facilitando la cicatrización a través de una acción multimodal.

Detalló que el objetivo de utilizar el sistema de presión negativa favorece la cicatrización de las heridas al aplicar presión negativa (vacío) en la herida, a través de un apósito ya sea esponja o de gaza. Esto crea un ambiente que promueve el proceso de cicatrización de la herida.

Visualmente puede parecer doloroso, pero la especialista de Curatech, centro de atención ambulatoria y domiciliaria, indica que no lo es y que sus beneficios impactan desde el costo de la terapia que disminuye el gasto de curación tradicional hasta la tranquilidad de la persona que no debe permanecer en un centro para aplicarse el proceso no invasivo.

Dentro de los beneficios de la TPN se encuentra la independencia del paciente, el cual puede movilizarse con el dispositivo. “La persona a la que se le realiza el procedimiento de presión negativa puede desarrollar las actividades que cotidianamente hace mientras porta el aparato que se encargará de hacer el trabajo curativo. De esta forma, el paciente puede continuar con sus actividades, como ir al supermercado, salir al banco, entre otras diligencias que requieran efectuar”, especificó Martínez.

La especialista detalló que la terapia intermitente podría ser más eficaz en la promoción del tejido de granulación, mientras que el método continuo recoge el exudado y es útil en el caso de fístulas y otras afecciones.

El dispositivo que requiere estar conectado a una fuente de energía eléctrica es capaz de proporcionar niveles controlados de presión de aproximadamente de 120 a 125 milímetros de mercurio (mmHg) de forma continua o intermitente.