TRIBUNA ABIERTA
Nearshoring y la oportunidad de crecimiento de la producción
Desde hace unos años, Estados Unidos vienen alertando de posible competencia desleal, ante el crecimiento de la participación china en el comercio mundial, y de no cumplir con las reglas del libre mercado. Esto trajo como consecuencia la imposición de aranceles unilaterales por parte de los Estados Unidos, y la prohibición de importación de productos chinos a su territorio, en una denominada guerra comercial.
Más aun, por la crisis del Covid-19 el mundo ha enfrentado diferentes retos en distintos escenarios. En el plano del comercio mundial, la paralización de la producción y luego el cierre de puertos han traído, a su vez, crisis de personal y servicios logísticos. Esto se evidencia en los largos retrasos en la carga y costos elevados nunca vistos.
Este desabastecimiento de productos de este lado del Atlántico, ha planteado la necesidad de “regionalizar” la producción y la carga de mercancías, y en una versión moderna y autogestionada de Doctrina Monroe, los países latinoamericanos nos hemos planteado presentar a los Estados Unidos nuestros atractivos para relocalizar la producción del lado occidental del planeta, siendo más asequible la mano de obra y profesionalización de personal de este lado del Atlántico: producción de América para los americanos bajo condiciones adecuadas para el siglo XXI.
De más está decir que nuestro país presenta ventajas comparativas con respecto a otros países de la región: varios puertos de vanguardia, 7 aeropuertos distribuidos a lo largo de la geografía nacional que llegan a más de 50 destinos cada uno, mano de obra calificada, ley de aduanas moderna y una estructura logística de primera.
Acompañados de leyes que incentivan y protegen la inversión y la paz social, podríamos afirmar que, con las políticas adecuadas, competimos por ser el centro de operación de esas inversiones que buscan relocalizarse y de una producción que busca crecer. Podemos así trabajar con otros países de la región de forma que cada uno pueda especializarse en un tipo de producción distinto, y así todos ganamos.
Somos grandes proveedores de disyuntores eléctricos, productos de joyería, dispositivos médicos, productos de acero y aluminio, productos textiles… pudiéramos definir los sectores estratégicos para la inversión y fomento a la producción, y otorgar un tratamiento más favorable a estos, de forma que, más que competir, podamos complementar con nuestros países vecinos, y suplir a nuestro principal socio comercial, y al mundo, de nuestros mejores productos.