SALUD
Embolización de fibromas, un procedimiento mínimamente invasivo
A pesar de que un gran porcentaje de mujeres padece sangrado abundante durante el período menstrual, dolor pélvico, sensación de presión pélvica y dolor al sostener relaciones sexuales, la embolización de fibroma uterino es un procedimiento muy poco conocido por la población en República Dominicana y en varios países de América Latina.
Pero ¿qué es la embolización de fibroma? Se trata de un método mínimamente invasivo que los radiólogos intervencionistas hacen con el fin de reducir un fibroma. Es decir, una masa benigna de tejido muscular que nace sobre el útero o en el interior de éste.
Este tema viene tratándose desde hace años, específicamente desde 1995 cuando se introdujo en los procedimientos clínicos. Poco después, en noviembre de 2002, se realizó el primer embólico aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés), y recomendado para fibromas uterinos.
Las candidatas para hacerse este procedimiento son mujeres con fibromas sintomáticos que quieren aliviar los malestares de este padecimiento. También, quieren evitar una cirugía de recuperación prolongada y, sobre todo, desean procrear.
En ese orden, Elsie Koh, radióloga intervencionista y directora clínica del American Endovascular, líderes en procedimientos vasculares mínimamente invasivos con locaciones en Estados Unidos, afirmó que, según resultados de estudios obtenidos a corto y largo plazo, la embolización es una opción segura, eficaz y recomendable para las mujeres que desean conservar su útero y tener hijos.
La especialista fue invitada por la empresa Arium Salud Digital, que provee servicios y herramientas digitales en el sector salud, a participar en el XXV Congreso de la Sociedad Dominicana de Obstetricia y Ginecología, con el propósito de aportar conocimientos al país sobre las tendencias de la radiología moderna.
Proceso
Antes de realizar una embolización de fibromas, a las pacientes se les indican estudios de imágenes, como una ecografía endovaginal o transabdominal. También, una resonancia magnética de pelvis con contraste intravenoso para ver el tamaño, ubicación y viabilidad de los fibromas uterinos; así como su proximidad a la cavidad endometrial (adenomiosis).
Durante su ponencia en el citado congreso, Elsie Koh añadió que, para realizar la embolización se requiere un enfoque multidisciplinario conformado por varias especialistas, incluyendo al ginecobstetra.
Sobre el tiempo de recuperación, Koh dijo que varía en cada paciente. Después de una embolización, las primeras 24 horas son difíciles por el malestar generalizado, pero la mayoría puede volver a cuidarse por sí mismas a partir de los 10 días.
Para evitar dolor en esta práctica, la paciente es sedada para insensibilizar el área. Este proceso dura aproximadamente una hora y al día siguiente puede ser dada de alta.
La especialista destacó: “Los estudios clínicos muestran un alivio de los síntomas en comparación con la cirugía con menos tiempo de recuperación. Por su baja tasa de complicaciones, las pacientes vuelven a la actividad normal en aproximadamente una a dos semanas”.
Puntualizó además que, en los primeros dos años después del tratamiento, los resultados reproductivos iniciales favorecen la miomectomía -procedimiento quirúrgico para extirpar fibromas uterinos- sobre la embolización, con una tasa de éxito del 90 a 95 por ciento.