EDUCACIÓN

Inclusión escolar: ¿qué hace falta para lograrla en el país?

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Rosanna HerreraSanto Domingo, RD

Para la psicóloga Rosangela López Cruz, la práctica de la inclusión educativa nace de la necesidad de adaptar la educación escolar a una con mayor focalización hacia estudiantes con “diversidades funcionales”. A pesar de las buenas intenciones, estos terminaban segregados dentro de una misma aula, con el objetivo de suplir las necesidades “puntuales’’ de esta población mientras eran “incluidos”.

La especialista dice que, a través de los años, se han identificado métodos contraproducentes para lograr este objetivo dentro de la práctica inclusiva de la educación. Actualmente, sabemos que catalogar exclusivamente a este grupo como “diversos funcionales’’ es una perspectiva limitante para lograr una inclusión educativa propiamente.

“Hoy, gracias a un sinnúmero de hallazgos sobre el funcionamiento social y psicológico humano, aportes neuropsicológicos, etcétera, entendemos que la diversidad no es algo propio solo de este grupo, sino que es un proceso natural y continuo de cada individuo”, puntualiza López Cruz.

Sí, se entiende, ahora solo falta aceptarlo, resalta la psicóloga. Aceptarlo implicaría la acogida de un punto de vista paradigmático que admita una transformación del sistema educativo, que atienda a las subjetividades, para así responder a la diversidad; y no solo limitarse a admitir a un recinto escolar estudiantes que cuenten con algún diagnóstico o “etiqueta’’ para poder darse la libertad de llamarse “inclusivos’’.

Una perspectiva neuropsicológica es una de muchas herramientas útiles para mitigar la segregación de estudiantes dentro del plano educativo, ya que el conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro que ofrece puede ser utilizado para lograr un proceso de aprendizaje en su totalidad y de calidad, mediante la capacidad de intervención de los profesores, explica la especialista del Grupo Profesional Psicológicamente.

“Contemplar las posibilidades y herramientas con las que cuenta un estudiante, por su maduración cerebral, es imprescindible al momento de diseñar estrategias educativas efectivas, ya que nos permite comprender cómo aprende y maneja la información, pero también a elegir mejor las estrategias que resulten más útiles al momento de responder a sus necesidades específicas. Porque, si el objetivo no es satisfacer estas necesidades relacionadas al proceso de aprendizaje, ¿qué más da?”, se pregunta López Cruz.

Así que, si lo que se pretende lograr es un pleno proceso de aprendizaje, la neuropsicología no puede estar desligada de la educación; y la búsqueda constante de alternativas para lograr la integración de todos los estudiantes, es un rol que debe asumir la educación siempre.

Rosangela López Cruz