La prehistoria secreta de los mapas
¿Sabía que antiguamente, conocer la localización del agua, los árboles frutales y las guaridas podía suponer la diferencia entre la vida y la muerte?
“Ninguna sociedad ha podido subsistir y desarrollarse sin un mapa, por lo menos mental, de su entorno, y fue precisamente la conversión en signos de esta carta mental lo que dio paso al nacimiento de la cartografía”, señala Eduard Dalmau, especialista en cartografía y fotografía aérea.
Pero ¿cuándo, cómo y por qué nació en el ser humano el afán de dibujar mapas? se preguntó Dalmau, que es proyectista y diseñador cartógrafo del Instituto Cartográfico Latino y fundador del primer estudio privado de cartografía de Barcelona (España).
Según este experto, podría afirmarse que el pensamiento de los pioneros de la cartografía “moldeó el mundo que hoy conocemos”.
“Sin embargo, en los libros de divulgación histórica, los inicios de la cartografía se tratan muy brevemente y ‘pasando por encima’. Solo en obras muy especializadas, monografías y ensayos académicos se profundiza más en estos temas”, advierte.
Empujado por este pensamiento Dalmau empezó a buscar información sobre el origen del “arte de trazar representaciones geográficas de la Tierra sobre una superficie plana”, y durante años se dedicó a recopilar toda la información que pudo encontrar, para responder a la pregunta sobre ‘el porqué de los mapas’.
El resultado de sus investigaciones es un libro donde descifra secretos de los planos de la Tierra más antiguos y misteriosos y describe ejemplos de todo tipo de mapas que destacan por su antigüedad, rareza y creatividad, desde cartas de navegación polinesias o tablillas babilónicas, hasta rutas talladas en roca.
LA MISTERIOSA CARTOGRAFÍA PREVIA AL SIGLO XV
“Cuando se habla o escribe sobre los mapas y los hombres que los idearon, se repiten los mismos nombres: Martin Waldseemüller, Battista Agnese, Abraam Ortelius, Gerardus Mercator, Alexander von Humboldt, Jules Dumont d’Urville, Johann Heinrich Lambert, Rigobert Bonne...”, señala.
Asegura que los libros tratan en detalle y profundidad sobre los hombres y los trabajos cartográficos del siglo XV en adelante, “sobre los que existe documentación suficiente y contrastada”.
Pero indica que, en los tratados y las historias de la cartografía “se habla muy poco de los pioneros de la cartografía, de los primeros que crearon mapas con base matemática, dedicando muy poco espacio a los babilonios, los egipcios o los griegos”.
Dalmau acepta, valora y agradece el gran trabajo realizado por los cartógrafos, navegantes, exploradores y científicos a partir del siglo XV, pero le parecen tanto o más relevantes “todos los pequeños avances previos que nos acercaron a lo que ha llegado a ser la cartografía de nuestros días, y con los cuales hemos contraído una deuda muy importante".
“A lo largo de los siglos y de las culturas, ha habido una gran multitud de hombres empeñados en representar la Tierra, desde la más elemental, hasta la de los grandes imperios conquistadores”, puntualiza.
“Ese periodo temprano de la cartografía, comienza con los mapas prehistóricos y termina en la época de los portulanos, los mapas nacidos por y para los navegantes durante el florecimiento de la navegación comercial mediterránea, y en los trabajos de al-Idrisi”, según Dalmau.
"Todo lo que viene después, a partir del siglo XV, es otra historia", señala Dalmau, que describe a Efe algunas de las joyas cartográficas que ha investigado para su libro ‘El porqué de los mapas’.
“Son mapas cuya elaboración encierra hechos especialmente llamativos o ha implicado un trabajo cartográfico especialmente arduo o complejo”, según explica este experto.
MAPA DE ABAUNTZ (hace 13.660 años)
“Como cartógrafo y como gran aficionado al estudio de la Paleoantropología me impactó profundamente el mapa descubierto por la Doctora Pilar Utrilla y su equipo en la Cueva de Abauntz, en Navarra”, destaca Dalmau.
“Descubrir que un antepasado directo nuestro, un Homo sapiens, de hace 13.660 años, fue capaz de plasmar, con total exactitud, el paisaje que se encontraba justo enfrente de la entrada de su cueva me dejó totalmente impactado”, enfatiza.
“El ver el grado de inteligencia que esto representaba y la habilidad, sin duda innata que conllevaba, me confirmó el gran éxito de la evolución humana”, recuerda.
MAPA DE EBSTORF (Edad Media)
Según Dalmau, hay muchos mapas importantes y con diferentes valores, “pero si me preguntan por el más hermoso, estéticamente, contestaré, sin dudar, que es el mapamundi de Ebstorf, de más de 400 centímetros y fechado en torno al año 1300, a pesar de las muchas vicisitudes que sufrió, y de ser básicamente una reconstrucción”.
“Pero su grandeza, su composición, su filigrana y su fidelidad medieval dedicada a la religión, lo convierten en un mapa muy importante, en una época en que la cartografía perdió prácticamente su brújula”, enfatiza.
ATLAS CATALÁN (segunda mitad del siglo XIV)
“En mi libro se habla de dos mapas muy importantes, básicamente por los mismos motivos. Para construir estos dos mapas sus autores tenían que ser cartógrafos, muy grandes cartógrafos, los mejores de su tiempo” destaca Dalmau.
Uno de estos mapas es el Atlas Catalán (fechado en torno a 1375) atribuido a la familia Cresques, Abraham el padre y Jafudá su hijo. “Sólo unos profesionales tan preparados y con tantos conocimientos científicos y artísticos podían llegar a realizar el gran mapa que, después de paginar, compone el conjunto del Atlas Catalán” puntualiza.
“Un gran cartógrafo debe tener la habilidad de captar información para sus mapas, es decir recopilar. Y ellos tuvieron esta habilidad y paciencia, buscando información directamente de los capitanes y navegantes de su época”, remarca Dalmau, en referencia a los autores de este mapa portulano.
MAPA DE AL.IDRISI (primera mitad del siglo XII)
El otro mapa importante destacado por Dalmau es el realizado hacia el año 1154 por el árabe Muhammad al-Idrisi, “quien recibió del rey Rogelio II de Sicilia el encargo de confeccionar el mejor mapamundi de todos los tiempos y un texto explicativo, una geografía”.
“Al-Idrisi, provenía de una buena familia de Ceuta y había viajado mucho y, dado que disponía de muchos ayudantes pagados con el dinero del rey, los mandó por los puertos mediterráneos para recabar la información que traían los navegantes, incluidos aquellos procedentes del Lejano Oriente”, explica.
Señala que debido a esto “en su mapa figuran gran cantidad de información de aquellas lejanas tierras, así como en su libro de Geografía”.