Salud

NEUROLOGÍA

Cerebro y emociones: su reacción durante la pandemia

Redacción L2Santo Domingo, RD

Hoy en día en la quinta edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-5), “la Biblia” de la psiquiatría moderna, se clasifican los trastornos según síntomas específicos: trastorno depresivo mayor (a menudo denominado simplemente depresión) Trastorno depresivo persistente (distimias), otros trastornos depresivos específicos o no específicos. Por igual las ansiedades y las fobias, tienen su clasificación determinada en ese manual.

Así comienza hablando sobre el cerebro y las emociones, el neurólogo José Silié Ruiz, quien sostiene: “Con la venia de mis amables lectores, me atrevo a hacer la aseveración en este ‘conversatorio’, que a través de los años la conducta humana ha variado poco y que a medida que la ciencia avanza se cambian nombres y terapéuticas, pero en esencia somos iguales en los padecimientos médicos a través de la historia, salvo algunos ejemplos y enfermedades que cambian cada cierto tiempo”.

¿Qué es exactamente una depresión? Se caracteriza ante todo por una angustia, o sea un estado de tensión emocional elevado, acompañado de una sensación abrumadora de aprensión que carece de causa aparente. El especialista dice que, con esta pandemia todos los seres humanos han tenido ansiedades pasajeras cuyas causas se olvidan. “Pero la repetición de una circunstancia que una vez causó temor y angustia, puede evocar reconcomios y reaparecer en las profundidades de nuestro subconsciente, para producirnos pánicos y tristezas desconcertantes”.

Otro elemento común que cita Silié Ruiz en todas las depresiones y distimias, es el debilitamiento de los mecanismos de defensa inmunológico. En las primeras etapas de la vida la mayoría de los seres humanos aprenden a protegerse contra situaciones que causan angustia, generalmente haciendo uso del raciocinio, aunque a veces este sea especioso. “En ocasiones los mecanismos de defensa funcionan más o menos eficazmente toda la vida. Pero a menudo cuando las tensiones emocionales y los temores se acumulan de forma agobiadora, como en estos momentos de pandemia, nuestras defensas físicas y emocionales se paralizan, se desencadena la angustia subyacente, entonces la persona sufre una angustia existencial y cae en la desesperación”, explica el neurólogo.

Por esta triste realidad tan estresante que está viviendo el mundo, colmada de angustias, miedos y desesperanzas, vemos que este derrumbe emocional está ocurriendo con alarmante frecuencia, evidenciado en: trastornos de conducta, violencia intrafamiliar y de género, agresividad, desacatos sociales, suicidios, etcétera.

¿Cómo puede uno saber cuándo va de camino al desastre? El primer signo generalmente es una sensación vaga y prolongada de malestar. Acaso aparezcan al mismo tiempo trastornos físicos molestos: inquietud, fatiga persistente, apatía, llanto espontaneo, “dolor en el alma”, insomnio o lo opuesto. Tal vez se presenten síntomas graves, intensos como dolores de cabeza, palpitaciones cardíacas, mareos, desórdenes gastrointestinales, dolores musculares inespecíficos.

“La tolerancia humana a la tensión emocional tiene un límite y cada ser humano su punto de fractura. Si a esto le agregamos un desgaste físico por la falta de sueño, la inapetencia alimentaria y sexual, los retos económicos y sociales, las demandas del trabajo, conflictos en la familia, etc., esa persona colapsará emocionalmente- Sabemos hoy que las depresiones y las ansiedades tienen, implicados elementos neuroquímicos, neuroendocrinos y alteraciones sistémicas”.

Recomienda no esperar el derrumbe para buscar ayuda temprana de su médico, que este de seguro lo referirá al terapeuta.

Parece lógico que la capacidad para mantener un estado de ánimo positivo o una emoción del mismo tipo, tenga un impacto directo en la habilidad del individuo para experimentar felicidad, todo esto leído, hoy se diagnostica como: distimia, depresión o ansiedad. “Sustento la teoría de que la forma más rápida de alcanzar un mejor estado de armonía mental y felicidad personal, es no olvidando que la autoestima y el amor comienzan por usted, pero siempre con ayuda profesional”, concluye Silié Ruiz.