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SECUELAS DEL COVID

Fatiga crónica: radiografía de una epidemia pospandémica

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Rosanna HerreraSanto Domingo, RD

“Después del Covid-19 no he vuelto a sentirme la misma persona”. Esta expresión se ha vuelto una queja constante en las consultas neurológicas y en las de otros especialistas que están dándolo todo para ayudar a la población a sentirse mejor dentro de la crisis que se vive por la pandemia.

Pero en lo que tiene que ver específicamente con la parte neurológica, la doctora Marcia Castillo Moya admite que este patrón in crescendo, que se manifiesta una vez sobrepasada la fase aguda del Covid, va dejando secuelas múltiples.

Dentro de ellas, cita que las más limitantes son la fatiga constante que merma la autonomía de la persona, así como mialgias generalizadas y problemas en la esfera superior demarcados dentro de un espectro que va desde problemas atencionales, perceptivos, cambios anímicos, apatía y trastornos del sueño.

¿Es la primera ocasión que un proceso posviral se erige como una enfermedad per se? Sobre esta interrogante, la especialista responde: “Nos toca hablar del síndrome de fatiga crónica o encefalitis miálgica, SFC/EMM, afección documentada desde hace décadas que, aunque no está del todo diáfana, tiene vínculo al espectro de ‘long Covid’ (nomenclatura acuñada para las secuelas crónicas poscovid y que abarca un tinglado de manifestaciones que exceden a las complicaciones posagudas del SARS-CoV-2)”.

Explica que la encefalitis miálgica o síndrome de fatiga crónica es una enfermedad compleja multisistémica asociada a una variedad de síntomas constitucionales y neurocognitivos. Su prevalencia en la mayoría de los estudios prepandemia era de 0.17– 0.89 % en la población general, siendo más proclive el sexo femenino y relacionándose a comorbilidades psiquiátricas, enfermedades autoinmunes, pero sobre todo, a un gatillo fundamental, que es la infección viral detonando la aparición de signos y síntomas del SFC. Aunque la patogénesis queda por elucidar en un futuro inmediato, se acuña la teoría hit and run común en los procesos autoinmunes posvirales y de disregulación de la cascada inflamatoria.

Investigaciones

Un largo estudio retrospectivo determinó que, de 837 pacientes 77 % tuvo previamente algún tipo de virus respiratorio e intestinal. El virus golpea y deja toda una estela de proinflamación desórdenes inmunitarios que solo se verán tiempos después.

Cuando el filósofo surcoreano Byung-Chul Han escribió su libro ‘La sociedad del cansancio’ años atrás, no imaginábamos el impacto hecatómbico en el sistema sociosanitario, en la salud mental y en la economía que representaría la pandemia del Covid-19 y, aunque sus postulados son puramente humanistas, nada más cercano a la realidad distópica que estamos viviendo. Su reinterpretación del mito de Prometeo es una analogía al SFC.

En su obra, indicó: “El aparato psíquico del sujeto de rendimiento contemporáneo se violenta a sí mismo, está en guerra consigo mismo. En realidad, el sujeto de rendimiento, que se cree en libertad, se halla tan encadenado como Prometeo. Los dioses se cansaron; se cansaron las águilas; la herida se cerró de cansancio”, solo que, en este momento histórico, la herida seguirá abierta hasta que terminemos de entender los mecanismos patogénicos de este virus que, al parecer, vino para quedarse.

Señales a las que debe prestar atención

Dentro de los síntomas a tomar en cuenta para considerar el diagnóstico de SFC:

1- Fatiga extrema que dura al menos seis meses y que no puede explicarse por completo por otra afección.

2- La fatiga empeora con la actividad física o mental, pero no mejora con el descanso.

3- Insomnio o hipersomnia.

4- Dificultades con la memoria, el enfoque y la concentración, cambios de humor, apatía.

5- Mareos e hipotensión ortostática (descenso excesivo de la presión arterial cuando un individuo se pone de pie).

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