Doña Chucha: Un hogar escuela distinto
Desde 1904 abrió sus puertas, primero en San Cristóbal y después en San Carlos, este emblemático centro al que consagró la vida una dama dedicada a apoyar a la niñez más necesitada
Sin importarle recursos económicos, Doña Chucha, como se le conocía a María Victorina de la Cruz, luchó por los valores y bienestar de los más pequeños de su comunidad, el Carril de San Cristóbal.
Le encantaba ayudar a los necesitados por lo que decidió dedicar su juventud a niños y niñas cuyos padres no podían mantenerlos.
Comenzó su labor en 1904. Ese año acogió a cinco preadolescentes con los que formó el hogar escuela que lleva su nombre. A partir de entonces, el recibimiento de menores fue aumentando de manera tal que de cinco iniciales llegó a tener 20.
Al notar la mala situación de muchas provenientes de familias muy humildes, el hogar les permitía comer y estudiar a medio tiempo,.
Para 1910, e impresionada por lo que allí ocurría, llega al hogar María de las Nieves Sierra, una joven monja de las Misiones Parroquiales quien se unió en cuerpo y alma a esta iniciativa. En ese mismo año pasaron de atender las menores a tiempo completo y hasta con dormida en el hogar.
Mas tarde y en busca de un mayor espacio, y la colaboración de Nieves, Chucha tomó la decisión de trasladar el hogar al sector San Carlos, Distrito Nacional.
El hogar no siempre fue acreditado con el nombre de su fundadora. Para 1920, decidió cambiarlo por el de San José de Calis, porque ella era muy devota de este santo, según nos cuenta la actual directora y servidora del hogar, Fior Escolástica de León.
La voluntaria narró la historia de estas dos nobles almas que hasta el día de hoy son recordadas por su gran labor hacia los más desposeídos.
En el año 1967, el hogar fue registrado con el nombre de doña Chucha, debido a que todos distinguían a su precursora. Tiempo más tarde, a María de las Nieves la apodaron con ese mismo nombre.
“Chucha pidió a Nieves que se quedara con el hogar, porque esa labor, ese legado no se podía perder”, manifestó Escolástica.
Solo las niñas podían pernoctar porque estaban en edades cercanas a la pubertad. Los varones iban y venían a diario y al final del día regresaban a casa de algún familiar.
Chucha vivió para servir a los demás. Esta emprendedora, trabajadora y humilde mujer falleció a la edad de 108 años de muerte natural.
Altruista
María de las Nieves Sierra fue una mujer ejemplar. Llegó con la labor de servir y hasta el día de su muerte en 2007 (a los 93 años) siempre luchó por el bienestar de los pequeños.
“Ella sentía que el señor la llamó para esa misión por eso luchó para que esa obra no muriera, sino que siguiera adelante”, manifestó Escolástica, amiga y encargada del hogar.
El hogar de los niños
Este centro de acogida cuenta con amplio espacio para que los menores puedan sentirse como en la casa que no tuvieron debido a la precariedad.
En su interior funcionan dos bibliotecas donde todos pueden enriquecer sus horizontes a través de la lectura. Además, pueden acceder a juegos cognitivos entre ellos.
Escolástica, quien es Psicóloga educativa y actual directora del hogar escuela, señaló que dicho centro no solo aporta en educación y alimentación, sino que también ofrece clases de Taekwondo. Desde las 8 de la mañana las niñas reciben docencia y cursos y talleres de Informática, bisutería, etiqueta y protocolo, y clases de sexualidad denominada ¨aprendo jugando¨.
¨Se le imparten cursos y talleres para que cuando pasen al bachiller estén motivadas y tengan un futuro mejor¨, dijo.
En elcentro laboran dos psicólogas, incluyendo a la directora y una trabajadora social. Cuenta, además, con asistentes que visitan las viviendas de cada niño para realizar evaluaciones.
Un centro odontológico y un consultorio para atenciones médicas primarias se han instalado dentro del hogar para preservar la salud.
El plantel tiene cuatro pabellones con 18 camas cada uno, así como lockers para que puedan guardar sus pertenencias.
Se aceptan menores vulnerables desde los 6 hasta los 13 años de edad, mientras que los más pequeños cursan estudios en un centro cercano, al igual que los adolescentes.
En este presente, la escuela “Doña Chucha” es un espacio sin distinción alguna donde también se reciben niños y niñas extranjeros. Actualmente allí se educan más de 200 niñas y niños, aunque solo 67 hembras permanecen en el hogar a tiempo completo.
Hijos agradecidos
La directora narró que algunas egresadas mantienen su apego al hogar y hasta sacan parte de su salario como aporte.
Una alumna destacada lo es Arlette Masiel, ella terminó su carrera universitaria, contrajo matrimonio y actualmente labora en un buen lugar.
Ella es de las personas que dice yo quiero seguir trabajando para seguir ayudando al hogar. Inclusive, trabajo aquí como secretaria después del bachillerato. Mensualmente colabora con el centro.
De igual forma, Elisabeth Pérez, otra egresada, trabaja hoy para ser administradora de un hospital en la región Sur del país. Otra joven ya es economista y vive fuera del país.
¨Son muchísimas muchachas que han pasado por el hogar que nos llenan de orgullo, que uno dice vale la pena entregar la vida por los demás, aon un ejemplo para la sociedad”, expresa Escolástica.
El hogar y la pandemia
El Covid-19 ha impedido la permanencia en el hogar. El centro tuvo que cerrar sus puertas y enviar a las menores con algún familiar porque casi todo el personal resultó afectado por el Covid-19.
Sin embargo, solo las puertas de acero están cerradas, porque las de los miembros de este hogar están abiertas a la espera de que las niñas puedan volver. Escolástica manifestó que las ayudas
continúan siendo brindadas a los niños, así como los kits de cuidado personal. Aparte de esos kits alimenticios comenta que las tareas de clases les están siendo enviadas cada cierto tiempo a los pequeños.
Las niñas y niños permanecen con algún familiar cercano hasta que las autoridades indiquen el retorno a la normalidad. Muchas niñas y niños, al no tener equipos de estudio en casa, en el centro se les permite la entrada ocasional para que terminen sus asignaciones.
SEPA MÁS
Actual encargada del hogar Doña Chucha
Escolástica narró a este equipo que conoció a las misioneras en la provincia de San Cristóbal y tras conocer esa obra de amor se sintió motivada.
¨Yo conocí a las misioneras en San Cristóbal en catequesis y evangelización y me sentí motivada a entregar mi vida desde 1990 al ver tantos niños que necesitaban ayuda¨, manifestó.
Lleva 26 años consagrada a esa labor y 18 al frente del hogar.
¨Para nosotros ha sido difícil porque hemos sentido que esta gran familia por esta situación ha sido desintegrada¨, añadió.
¨Desde noviembre 2020 empezamos a reintegrar las niñas, unas 20 por su necesidad, pero a raíz de eso otros padres empezaron a decir ¿porque ella sí y yo no? fueron situaciones, que se tornaron difícil, por lo que nos mantuvimos en aislamiento total¨, explicó.
¨Sentir este hogar vacío es como una casa sin música, por primera vez en nuestra historia las niñas no están en el hogar es algo que uno dice Dios mío pero que es esto¨, agregó la consagrada.
¨Si uno vive diciendo falta, falta lo otro siempre vamos a estar careciendo de cosas, pero cuando uno agradece todo se multiplica¨, concluyó.
¨Este proyecto no es uno que lo va llevando, sino que es el señor a través de uno¨, afirma agradecida.
Sobre la reintegración a clases manifiesta que las niñas serán reintegradas en el hogar, luego de realzar reuniones con los padres, pero que irán ingresando los de más precariedad, en primer lugar este próximo mes.