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PSICOLOGÍA

Los vagos que no son vagos: perfeccionistas encubiertos

El perfeccionista encubierto tiende a postergar las tareas: comenzarlas es amenazante. iStock

El perfeccionista encubierto tiende a postergar las tareas: comenzarlas es amenazante. iStock

Es la parálisis que otros no ven porque no se supone que se manifieste así. El perfeccionismo ha sido siempre considerado como una manifestación de aquellos quienes hacen demasiado. De los que no paran hasta conseguir algo sin faltas, aunque sean imaginarias porque hace cuatro versiones que los demás lo consideraron más que apto. En cambio, hoy vamos a explorar una versión que no se parece a la versión popular porque pareciera todo lo contrario... ¿Podría ser que aquellos a quienes consideramos vagos sean perfeccionistas?

El perfeccionismo es usualmente caracterizado como un rasgo positivo que hace a la persona más propensa a tener éxito, dado que evita los errores, las entregas incompletas y, por supuesto, decepcionar a todos. Esta persona se destaca por perseguir un ideal. Sin embargo, hemos aprendido que no todo lo que brilla es oro. Usualmente estos son los perfeccionistas auto-orientados u orientados a otros, quienes se queman vivos para dar luz. Queda un tercer grupo, los encubiertos, quienes evitan ser demasiado llamativos para no ser aplastados por las expectativas propias o ajenas.

Los perfeccionistas encubiertos parecieran ser un oxímoron puesto que ya hemos mencionado que hay un deseo de ser vistos atado con el ser ideales. Estos individuos muestran ansiedad cuando no hay orden a su alrededor, les gusta tener la razón y evitan las actividades en las que no les irá bien o que no comprenden. Temen al fracaso y harán lo que sea para evitarlo... tal como no comenzar actividades. Es por esto que andan por la vida aparentando ser poco cuando sus autoexigencias son muchas. Incomprendidos por la sociedad, deambulan atemorizados de ser descubiertos.

Entonces, ¿cómo identificar si soy perfeccionista? Aquí te dejo algunas afirmaciones:

- Me siento incapaz de hacer una tarea si no la puedo hacer perfectamente.

- Considero el resultado final más importante que el proceso para llegar ahí.

- Considero que las tareas no están completas hasta que no están correctas de acuerdo a mis estándares.

- Postergo. El comenzar una tarea es amenazante.

- Me toma un tiempo excesivo completar las tareas.

Si te identificas con alguna de estas, un proceso terapéutico sería beneficioso para promover estrategias para afrontar la ansiedad, gestionar la productividad, y devolver la felicidad frente a tareas diaria.

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La autora es Laura Rivas, psicóloga familiar y de pareja del Grupo Profesional Psicológicamente

Laura Rivas, psicóloga familiar y de pareja.

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