FOLCLOREANDO
Cada país latino tiene su “bachatica”
Colombia, Puerto Rico, Panamá, México, Argentina y me imagino que hay más, tienen su “bachata”: Vallenato, El Jibarito de Lares, el típico de Panamá, la ranchera, el tango argentino, etc. ¿Ustedes saben por qué lo digo y lo repito? Porque el contenido de sus letras es el mismo, la traición, el desengaño, el amor, el desamor, la nostalgia, la tristeza.
¿En qué se diferencia nuestra bachata de esos ritmos arriba señalados? En que es la única que ha sufrido transformaciones en el baile y en lo musical desde sus inicios que la hace única, cuando se llamaba “música de guardia”, “música de amargue” y que se bailaba como bolero, con un poco de movimiento en el torso.
Blas Durán señala que la bachata nació en Puerto Rico, pero en esos años no era un género musical era música de amargue y nació en Radio Guarachita, porque allí era que se escuchaba la música del mundo y lo que hicieron nuestros músicos y cantantes fue ponerle su sello local.
Muchos dominicanos emigraron a Puerto Rico en yola, se llevaron su “casete” debajo del brazo para escuchar la música que le trasmitía tristeza, nostalgia, cuando pensaban en la familia que dejaron en RD.
Luego que se conoce con el nombre de bachata, como género musical, copia el “tumbao” (levantando las caderas) de las salsas Cipriano Armenteros y El buen Pastor.
Más adelante llegan movimientos más rápidos, que incluye la salsa, el son y el chachachá en lo bailable a la que bautice como bachata barrial o de Car Wash.
Para hablar de bachata hay que escucharla, bailarla, vivirla… Me refiero a las bachatas mencionadas, no a la que están imitando el baile kizomba, con contorsiones en el cuerpo entero, que más bien luce como una expresión vertical de un deseo horizontal.