La fiesta en Italia se traslada a los cruceros ante el cierre en tierra
Italia está en un estricto cierre por el coronavirus esta Pascua, con viajes restringidos entre regiones y nuevas cuarentenas impuestas. Pero a unas cuantas millas (kilómetros) en el mar, los pasajeros a bordo del crucero MSC Grandiosa bailan música latina sobre la cubierta y beben cocteles junto a la piscina.
En una de las rarezas de los cierres por la pandemia, que han dejado vacíos hoteles y centros vacacionales en el mundo, el crucero Grandiosa ha surcado el Mediterráneo en invierno con viajes de siete noches, un solitario representante de la industria mundial de los cruceros.
Después de que los cruceros se convirtieran en fuente de brotes de coronavirus altamente publicitados, el Grandiosa ha tratado de salir a flote con estrictos protocolos antivirus aprobados por las autoridades italianas que buscan crear una “burbuja saludable” a bordo.
Los pasajeros y el personal se hacen pruebas antes y durante los cruceros. El uso de cubrebocas es obligatorio, les toman la temperatura, llevan brazaletes para llevar un registro de sus contactos y el barco tiene limpieza frecuente para prevenir brotes. Los pasajeros de fuera de Italia deben llegar con pruebas negativas de COVID-19 realizadas 48 horas antes de su salida y sólo los residentes del espacio Schengen de Europa, junto con Rumania, Croacia y Bulgaria, tienen permitido hacer reservaciones bajo las políticas de seguros de COVID-19.
El miércoles el Grandiosa partió del puerto italiano de Civitavecchia para su crucero de Pascua de una semana con 2.000 pasajeros, de su capacidad de 6.000, con paradas planeadas en Nápoles y Valletta, Malta, antes de volver a su base en el puerto de Génova.
Los pasajeros celebraron el parecido a la normalidad que les ha dado la libertad de comer en un restaurante o sentarse a la orilla de la piscina sin usar una mascarilla, incluso a pesar de que el virus sigue siendo una preocupación constante.
“Después de un año de medidas restrictivas, pensamos que nos podíamos tomar un descanso de una semana y relajarnos”, dijo Stefania Battistoni, una maestra de 39 años y madre soltera que viajó de Bolzano, en el norte de Italia con sus dos hijos y su madre para abordar el crucero.
La pandemia ha desplomado las cifras mundiales de pasajeros de cruceros de un récord de 30 millones en 2019 a más de 350.000 desde julio de 2020, de acuerdo con Cruise Lines International, la mayor asociación de cruceros en la industria que representa a 95% de la capacidad de cruceros en los océanos. Actualmente menos de 20 barcos operan mundialmente, una pequeña fracción de las flotas de 270 barcos de los miembros de CLIA.
Estados Unidos podría ser uno de los últimos mercados de cruceros en reabrir, posiblemente hasta finales de año y hasta 2022 en Alaska. Dos líneas de cruceros de Royal Caribbean que normalmente zarpan de Miami optaron por comenzar viajes en junio desde el Caribe, donde los gobiernos están deseosos de revivir sus economías basadas en el turismo a pesar de las dudas de los activistas sobre la salud y el impacto en el medioambiente.
En el barco de MSC, se han apartado camarotes para aislar a casos sospechosos del virus. Gracias a los brazaletes para rastrear contactos, si un pasajero da positivo, el personal médico puede identificar a cualquier persona con la que pudo estar en contacto. Las personas que dan positivo son transferidas a tierra.
De acuerdo con la firma consultora independiente, Bermello Ajamii & Partners, sólo 23 casos de COVID-19 han sido confirmados en los barcos desde que la industria comenzó su relanzamiento tentativo en el verano pasado, lo que da una tasa de infección de pasajeros de 0.006%.
Pero los críticos de la industria de los cruceros dicen que el riesgo no vale la pena y que las empresas de cruceros debieron aprovechar el tiempo fuera por la pandemia para atender los viejos problemas laborales y ambientales de la industria.
“Todos los grandes cruceros queman enormes volúmenes del combustible más sucio y barato posible”, dijo Jim Ace del grupo ambientalista Stand Earth. “Las empresas de cruceros debieron usar el cierre por el COVID para atender su impacto en la salud pública y el medio ambiente. En cambio se deshicieron de algunos de sus barcos más viejos y recaudaron dinero para mantenerse vivos”.
A pesar de esto, a bordo los pasajeros se deleitan con la oportunidad de disfrutar actividades que han estado principalmente canceladas en Italia y gran parte de Europa por un año: un teatro, cenas en restaurantes, compras sin impuestos y bares con música en vivo.
El resto de Italia se encamina a un cierre completo para el fin de semana de Pascua, con tiendas cerradas, restaurantes y bares abiertos sólo para llevar con el fin de reducir los brotes por vacaciones. Además, el gobierno Italiano impuso una cuarentena de cinco días para la gente de otros países de la Unión Europea en un intento por disuadir los viajes de temporada.
“Digamos que después de tanto tiempo de restricciones y cierres, esta fue una elección hecha por nuestra salud mental”, dijo Federico Marzocchi, quien abordó el crucero con su esposa y su hijo de 10 años, Matteo.
La industria europea de cruceros busca expandir su reapertura esta primavera.
Hay cruceros circulando por las Islas Canarias españolas en el Océano Atlántico frente a la costa de África, incluyendo la empresa AIDA que da servicio a turistas alemanes. Costa Cruises, que junto a MSC es una de las empresas de cruceros más grandes de Europa, retomará sus cruceros el 1 de mayo con viajes de siete noches por Italia. Costa planea empezar a navegar en el oeste del Mediterráneo a partir de mediados de junio.
Gran Bretaña se abrirá a cruceros en Mayo, con MSC y Viking comenzando viajes desde las Islas Británicas, entre varias empresas que ofrecen viajes en crucero para unas “vacacione en casa” en el mar que buscan capturar uno de los mercados de cruceros más importantes. La industria de cruceros espera que Grecia reabra a mediados de mayo, pero el país no ha anunciado cuándo reabrirá al turismo.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) publicaron una guía para retomar los cruceros en Estados Unidos, pero la industria dice que la agencia de salud no ha especificado los detalles que las empresas necesitan para operar sus barcos. Una vez que los CDC den los requerimientos técnicos, las autoridades de la industria dicen que se requieren unos 90 días para preparar un barco para zarpar.
Las empresas de cruceros se quejan de que la guía de los CDC, creada a finales del año pasado, está atrasada y debería ser anulada. Dicen que se emitió antes de que hubiese vacunas disponibles y antes de que se reiniciaran los cruceros en Europa que, señalan, han transportado de manera segura a miles de pasajeros bajo los nuevos protocolos de COVID-19. También se quejan de que la industria de los cruceros es la única que permanece cerrada por la pandemia en la economía estadounidense.
El grupo comercial Cruise Lines International Association ha hecho cabildeo para que comiencen los cruceros en Estados Unidos en julio, argumentando que los clientes leales de los barcos irán a otra parte.
“A los pasajeros de cruceros les encanta estar a bordo y se irán a donde los barcos estén zarpando”, dijo Laziza Lambert, vocera del grupo comercial.
A pesar de esto, los ambientalistas que luchan contra una reactivación temprana señalan que el tiempo fuera impuesto por la pandemia da una ventana para atender los problemas de la industria.
“Los grandes cruceros contaminan nuestro aire, nuestra agua y contribuyen al cambio climático. Son tóxicos para las comunidades porteñas y diseminan el COVID. Explotan a sus trabajadores y ponen a los pasajeros en riesgo”, dijo ACE. “¿Por qué se debería permitir a los grandes cruceros regresar antes de que hayan atendido estos asuntos?”
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Los reporteros de AP Colleen Barry en Soave, Italia, Nicole Winfield en Roma, y David Koenig en Dallas, contribuyeron a este reportaje.