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Semana Santa: a pie por Zona Colonial

Carmenchu Brusíloff

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

En esta Semana Santa primaveral recorrer a pie la Zona Colonial, simplemente por el gusto de mirar sus monumentos, puede ser el paseo ideal. Al mismo tiempo podrías además imaginar cómo sucedieron parte de sus historias. Aquí van algunas de las cuales he escrito en la página de Viajes de esta sección L2/La Vida.

Iglesia de las Mercedes: José ‘Pajarito’

Si te detienes en la acera frente a la Iglesia de las Mercedes, en la calle homónima, y miras hacia lo alto de su campanario, imagínate cuál sería tu reacción si vieras descender por los aires a un hombre agarrado a un paraguas abierto. La historia es real. Le ocurrió a José Rondón por un resbalón cuando, como campanero, intentaba desde una ventana con el cuerpo hacia afuera tirar de una cuerda con su mano derecha. A causa de la lluvia llevaba en la mano izquierda, por suerte, un paraguas abierto cuando resbaló. Por tal hecho le llamaron José Pajarito.

Iglesia de la Altagracia: el milagro de la Virgen

En la misma calle Mercedes, antes de construirse la Iglesia de la Altagracia, había una capilla que se conserva en el interior del nuevo templo. Formaba parte del Hospital San Nicolás de Bari. Hacia ella acudió, montada en una carretilla empujada por Elías Polanco, su hijo, una pobre mujer paralítica nativa de Puerto Rico: Ana María Galbea. Corría el 6 de mayo de 1842 cuando ella le pidió llevarla con urgencia a la capilla porque la Virgen se le había aparecido, diciéndole acudiese al templo e hiciese oración. Le prometió que recuperaría la salud y que al recuperarla anunciase un gran castigo y llamase a penitencia. A los pocos minutos de estar en la capilla se levantó por sí misma, salió corriendo por las calles gritando a la gente que pidiese misericordia e hiciese penitencia, pues vendría un gran castigo. Al día siguiente, a las 5:25 de la tarde ocurrió el terremoto de 1842.

Ruinas de San Nicolás: iglesia ‘caliente’

Al lado de la iglesia de la Altagracia, por la calle Hostos, se levantan las ruinas del Hospital San Nicolás de Bari. En él estaba el templo de la Concepción, única iglesia en el país que en tiempos de la colonia podía refugiar y asilar a malhechores. Varios casos se hicieron famosos: el asilo de Juan Rincón, el asesino del Padre Canales, y el de Andrea de la Cruz, que en 1648 fue rescatada mientras la conducían a la horca junto a su cómplice, Juan Angola.