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VIDA VERDE

Museo de Historia Natural estrena exhibición del esqueleto del manatí Tamaury

Durante 12 años, este emblemático manatí estuvo en el Acuario Nacional, institución a la que llegó el 28 de marzo de 1995.

El Museo Nacional de Historia Natural “Prof. Eugenio de Jesús Marcano” (MNHN) estrenó en el fin de semana la exhibición del esqueleto del manatí Tamaury, la cual está disponible para el público en la Sala de los Gigantes Marinos del Museo.

Durante 12 años, este emblemático manatí estuvo en el Acuario Nacional, institución a la que llegó el 28 de marzo de 1995. Tamaury fue rescatado de las aguas circundantes al muelle de Barahona, donde apareció desorientado. En ese momento era un juvenil de solo 31.75 kg de peso y 70 cm de longitud. Tamaury murió el 7 de abril del 2007 por varias complicaciones de salud, pesaba entonces 210 kg y medía 2.56 m. El nombre “Tamaury” es una composición en honor a dos investigadores fallecidos en un accidente aéreo cuando estudiaban manatíes en la bahía de Neyba: Tammy Domínguez y Amaury Villalba. El montaje del esqueleto estuvo a cargo de Rolando Pichardo, del Museo Natural, con la colaboración de Francisco de la Rosa, del Acuario Nacional. “Tamaury nos hizo reflexionar sobre la biodiversidad y su conservación. Esta exhibición solemne de su esqueleto la hacemos para mantener viva su historia y reiterar nuestro fuerte compromiso con la conservación de los mamíferos marinos”, comentó Celeste Mir, directora general del Museo de Historia Natural. El Museo está abierto al público los sábado y domingos en horario de 9:00 a.m. a 3:00 p.m. Cierre de boletería a las 2:00 p.m. Costo de entrada: RD$50 adultos. RD$25 niños.

Sobre el manatí antillano (Trichechus manatus) Es conocido también como Manatí del Caribe. Esta especie habita en la región de las Antillas, generalmente en las zonas costeras con aguas poco profundas. En su edad adulta mide alrededor de 3 m, con un peso de 400 a 600 kg. Se alimenta principalmente de plantas acuáticas. Su tasa de reproducción es baja, las hembras suelen tener una sola cría en un período de 2 a 5 años. Actualmente se encuentran En Peligro, estando sus poblaciones amenazadas por la pérdida de hábitats, la caza furtiva, motores de embarcaciones y redes de pesca. A pesar de que en la Hispaniola fueron abundantes, la población actual en aguas dominicanas es reducida y se estima que no llega a 200 individuos. En la costa norte se ha registrado su presencia en las localidades Caño Estero Hondo, Montecristi y Samaná; en la costa sur, en Bayahíbe, Puerto Viejo de Azua, Bahía de Neiba y manglares de Cabo Rojo.