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Las principales organizaciones cardiovasculares mundiales piden acciones urgentes para reducir la contaminación

Capa de contaminación sobre la ciudad desde el Cerro del Tío Pío en Madrid (España), a 18 de enero de 2021.

Foto: Jesús Hellín/ Europa Press

Capa de contaminación sobre la ciudad desde el Cerro del Tío Pío en Madrid (España), a 18 de enero de 2021. Foto: Jesús Hellín/ Europa Press

Las cuatro principales organizaciones cardiovasculares a nivel mundial, la Federación Mundial del Corazón (WHF), el Colegio Americano de Cardiología (ACC), la Asociación Americana del Corazón (AHA) y la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), han emitido una declaración conjunta instando a la comunidad médica y a las autoridades sanitarias a mitigar el impacto de la contaminación del aire en la salud de las personas.

La contaminación del aire es un factor de riesgo clave para las enfermedades cardiovasculares y un factor importante que contribuye a la carga mundial de enfermedades. La exposición prolongada a la contaminación del aire también se ha relacionado con un mayor riesgo de muerte por COVID-19. Esta peligrosa "triple amenaza" de contaminación del aire, COVID-19 y enfermedades cardiovasculares debe tomarse en serio, advierten las principales autoridades sanitarias.

En 2019, se estima que 6,7 millones de muertes, o el 12 por ciento de todas las muertes en todo el mundo, se atribuyeron a la contaminación del aire exterior o doméstico. Hasta la mitad de ellos se debieron a enfermedades cardiovasculares. La contaminación del aire también aumenta el riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, diabetes y enfermedades respiratorias, que se sabe que aumentan el riesgo de que una persona experimente algunas de las consecuencias más graves del COVID-19.

"Incluso antes de la pandemia del COVID-19, la contaminación del aire era un tema de creciente preocupación debido a su impacto en la salud de las personas, aunque con frecuencia se pasaba por alto como un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular. El COVID-19 ha traído un factor nuevo y mortal a la ecuación, y ha llegado el momento de que la comunidad de la salud hable y actúe", destaca Michael Brauer, presidente del Grupo de expertos en contaminación del aire de la Federación Mundial del Corazón y coautor de la declaración.

La declaración pide acciones estructurales para reducir las emisiones de contaminantes atmosféricos y la exposición nociva. También destaca el importante papel que desempeñan los proveedores de atención médica en la prevención de enfermedades relacionadas con la contaminación del aire.

Los firmantes abogan por la mitigación de la contaminación del aire como medida de salud, más investigación sobre la calidad del aire y su impacto en las enfermedades cardiovasculares, e intervenciones para reducir la contaminación del aire y su efecto en las ENT.

Asimismo, proponen proporcionar a los pacientes medidas personales para reducir la exposición, como sistemas de filtración de aire de la habitación, e integrar la contaminación del aire en los enfoques de gestión de enfermedades, por ejemplo mediante el uso de índices de calidad del aire.

En el ámbito político, recomiendan participar en el desarrollo de directrices sobre contaminación atmosférica y ECV y apoyar a los ministerios de medio ambiente, energía y transporte en sus esfuerzos de mitigación, trabajando también para educar y crear conciencia sobre los beneficios cardiovasculares del aire limpio.

Finalmente, recomiendan colaborar con los principales responsables de la toma de decisiones en instituciones gubernamentales nacionales, regionales y mundiales para hacer de las enfermedades cardíacas relacionadas con la contaminación del aire una prioridad.

El profesor Stephan Achenbach, presidente de la Sociedad Europea de Cardiología, resalta que "se necesita urgentemente más investigación para identificar a las poblaciones susceptibles y determinar los métodos óptimos para mejorar la calidad del aire en beneficio de la salud cardiovascular".

A su juicio, "la contaminación atmosférica debe reconocerse como un importante factor de riesgo modificable en la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, y se necesitan urgentemente medidas para reducir su influencia perjudicial a corto y largo plazo en la salud cardiovascular, potencialmente durante generaciones".