La Vida

CIENTÍFICOS DOMINICANOS

Abraham Abud Antún, referente de la entomología dominicana

Fuera de las aulas y de las oficinas de la JAD, su inquietud sigue latente ante cualquier revoloteo de diminutas alas. © Ricardo Hernández

Desde niño, antes de que empezara a hablar, ya le intrigaba el reino animal. Recuerda que no lo invitaban a fiestas de cumpleaños porque siempre llevaba ranas entre los bolsillos de sus pantalones. Tenía “una sala de cirugía” en un rincón de su casa en el Ingenio Quisqueya, donde nació y creció en permanente contacto con la naturaleza. En esos campos recogía sapos, culebras y lagartos, “los abría con un cuchillo” para saber cómo eran por dentro y dibujar la forma en que estaban dispuestos los órganos de estos. Esta conducta hizo que sus padres creyeran que de adulto sería “un gran cirujano”.

Abraham José Abud Antún, entomólogo-taxónomo y especializado en control biológico de insectos en Guadalupe y Francia, es de la primera graduación de diecisiete ingenieros agrónomos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, donde fue director de la Escuela de Agronomía, introdujo la asignatura Sanidad Vegetal e impartió docencia por más de 31 años; asimismo, desarrolló proyectos de investigación en su especialidad.

Bambán, como se le conoce en todas las esferas de su área de conocimiento, ha sido encargado del laboratorio de entomología de la Junta Agroempresarial Dominicana, JAD, institución a la que donó parte de su colección de insectos que empezó durante las excursiones científicas por todo el país que realizó, acompañando al profesor Eugenio de Jesús Marcano, uno de los investigadores que más aportes ha hecho a las ciencias naturales.

En sus funciones como experto entomólogo de la JAD, desarrolló trabajos de capacitación, entrenamiento y asistencia técnica dirigidos a técnicos y productores de todo el país, impactando positivamente en el manejo integrado de plagas en muchos cultivos.

Implementación de control biológico de plagas

Entre las plagas que amenazaban importantes plantaciones, y que Bambán logró controlar, destaca la Mosca Prieta de los cítricos (Aleurocanthus woglumi), la cual ingresó al país en 1992 en el Distrito Nacional. Bambán logró la reproducción y liberación de dos insectos parasitoides benéficos para el control de esta plaga: Encarsia opulenta y Amitus hesperidum, lo cual permitió un control exitoso.

Entre 1997 y 1999, Bambán, junto con sus colegas Porfirio Álvarez, Augusto Villar, Vinicio Escarramán y Ramón Jiménez, realizó una labor intensa de investigación y ejecución para el control biológico de la Cochinilla de la Lechosa (Paracoccus marginatus), que ya estaba ocasionando daños en plantaciones en Baní y La Vega. En este mismo equipo, y en similar período, Bambán participó en el control biológico del Chinche marrón del arroz (Tibraca limbativentris), insecto que ocasionó daños en Hato Nuevo, El Hormigo de Villa Altagracia, Hacienda La Estrella, Cotuí y Nagua, y amenazaba las plantaciones de todo el país.

En el Museo de Historia Natural "Prof. Eugenio de Jesús Marcano" se encuentran cientos de ejemplares etiquetados que fueron recolectados por Bambán. De acuerdo con informaciones del departamento de investigación del Museo, que dirige Carlos Suriel, “las especies nuevas para la ciencia en cuya descripción tomó parte Bambán son arácnidos (esquizómidos y escorpiones). También figuran reportes nuevos de especies ya descritas, pero cuya presencia en la isla se desconocía”. Cuatro de estas especies fueron dedicadas a él con el adjetivo “abudi”, de Abud: dos de escorpiones, una de arañas y una de insectos. Mientras que, a su esposa, Ana Silvia Reynoso, se le ha dedicado una especie de escorpión y una de esquizómido: Tityus anasilviae (Armas y Abud, 2004) y Rowlandius anasilviae (Armas & Abud, 1990).

Entre sus recolectas destacan los hemípteros y ortópteros, con cientos de ejemplares montados en colección. Otros grupos recolectados por Bambán y que también aparecen registrados en la colección del Museo son: Coleoptera y Lepidoptera, de acuerdo con Suriel.

Abraham Abud Antún, Bambán, ha sido y es una referencia obligada en materia de entomología en el país, recibiendo reconocimientos por los gobiernos de Joaquín Balaguer e Hipólito Mejía. Aunque las distinciones más sentidas para él, quizá, y por su naturaleza, son aquellas que le hacen sus colegas, relacionados y amigos cercanos. Solo las personas que, como el niño aquel, diseccionan las apariencias que envuelven al científico, pueden descubrir la bondad y el extraordinario ser humano que lo habita.

Fuera de las aulas y de las oficinas de la JAD, su inquietud sigue latente ante cualquier revoloteo de diminutas alas, y su lupa es la ventana a través de la cual sigue escudriñando ese mundo imperceptible al ojo humano.

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Dedicado al arquitecto Juan Caminero Morcello (Yonito), in memoriam, amigo de infancia de Bambán y con quien empecé a idear escribir este artículo. Falleció en enero de 2020.

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Agradecimientos. A los ingenieros agrónomos Porfirio Álvarez y Diego Torres, amigos cercanos de Bambán. Al encargado del Departamento de Investigación y Conservación del Museo de Historia Natural, Carlos Suriel y su equipo: Gabriel de los Santos, Francisco Paz, Arturo León y Ydelsi Núñez.