Los galos en Samaná

Estuve de vacaciones en Samaná, el lugar más bonito y paradisiaco del país. Afortunadamente, aún no ha sido destruido por el modernismo, permanece impoluto, precioso, un canto a la maravillosa naturaleza de nuestro país.

Los hoteles que se han construido son pequeños, inclusivos, respetuosos del medio ambiente. La capital de la provincia ha crecido exponencialmente debido al crecimiento del turismo. Ahora durante la pandemia y la casi ausencia de turismo extranjero, los dominicanos están descubriendo las maravillas de esa provincia que antes ignoraban; me atrevo a decir que Samaná estuvo tan visitada como Punta Cana.

Durante décadas esta maravillosa provincia fue ignorada, a pesar de tener la más maravillosa naturaleza y las playas más bellas. Poco a poco, fueron saliendo a la luz sus maravillas y, con ello, el turismo. Sin embargo, los franceses ya la habían descubierto y la cantidad de ciudadanos de la patria del pintor Chessarieu hicieron de esta provincia su lugar de vacaciones y de sus casas de vacaciones. La población gala es tan grande que hasta tienen un colegio francés para los hijos de los residentes.

Esta colonia le da un carácter especial y cosmopolita a la región, los nombres en francés son numerosos y los establecimientos dedicados a la cocina francesa abundan. Hay inclusive un hotel regentado por un cocinero del Eliseo, la sede del poder francés. Es más, la naturaleza asombrosa de la región ha eclipsado a las islas que pertenecen al país galo y que carecen de bellezas naturales que se puedan comparar con nuestra Samaná.

Napoleón no se pudo apoderar de la provincia, en su día. Esto lo han logrado sus compatriotas del siglo XXI, pacíficamente y con la gracia que caracteriza al pueblo galo.