ARQUITECTURA
La Casa de las Raíces recobra su esplendor
José Enrique Delmonte fue el arquitecto que estuvo al frente de su restauración
La necesidad de estrategias que preserven la identidad patrimonial al tiempo que los inmuebles antiguos puedan ser reinsertados en las dinámicas actuales de la ciudad ha cobrado especial relevancia con la restauración de la Casa de las Raíces, vivienda emblemática de Gascue con más de un siglo de existencia.
José Enrique Delmonte fue el arquitecto que estuvo al frente de su restauración, y abogó por que los propietarios de bienes patrimoniales “se transformen en verdaderos beneficiarios dentro del mercado inmobiliario sin tener que perder los inmuebles”; y que de igual modo “los distintos participantes de la dinámica urbano-inmobiliaria actúen en sincronía con los organismos ligados a la conservación patrimonial”.
Los actuales propietarios del inmueble decidieron invertir en su preservación, conscientes del valor simbólico que representa dentro de la arquitectura de Santo Domingo.
La restauración de la Casa de las Raíces requirió de una ardua búsqueda de documentación, consultas, y comparaciones de esquemas de plantas de viviendas de la época, al no existir documentos de la mayoría de los inmuebles históricos.
En tal sentido, el arquitecto Delmonte considera que es una prioridad investigar sobre cada uno de los inmuebles que tienen valor patrimonial para facilitar su conservación y preservar su autenticidad.
“Uno de nuestros aportes en este trabajo”, agregó, “ha sido producir un documento con el levantamiento arquitectónico del inmueble, que será depositado en el Centro de Inventario de Bienes Culturales”, institución dedicada a la documentación de los bienes patrimoniales.
La Casa de las Raíces fue bautizada originalmente como “Villa Hena”, en honor a una de las hijas de su constructor y habitante el ingeniero vegano Zoilo Hermógenes García, quien la concluyó en 1914.
Su fachada simula raíces que le han otorgado su popular nombre, ya que fue edificada “con un novedoso concepto de jardín formado por una arboleda que arropa la casa hasta hacerla una pieza más del bosque”.
Delmonte explicó que, contrario a lo que pudiera parecer, las “raíces” no son troncos sino el resultado de una técnica constructiva de armazón de malla metálica con una mezcla de arenisca color ocre y cemento.
“El trabajo de imitar troncos es extraordinario: no hay textura que se repita pues prevalece la idea de que el bosque es diverso en especies y todavía están intactos a pesar de las tantas agresiones climáticas y humanas de que han sido víctimas”.
Destacó que por sus características la Casa de las Raíces es una obra sin referentes en la arquitectura dominicana, habiendo dificultad para ubicarla en una tendencia estética al no ser una pieza neoclásica, ni vernácula ni popular. Esta condición la convierte en un elemento con valor en sí mismo.
“Más allá del primer impacto que provoca el trabajo naturalista en las columnas y barandas exteriores, sorprende la particularidad de la techumbre. Si el entramado de raíces que surgen del jardín es motivo de admiración la forma en que está cubierto el inmueble es encomiable. García se alejó de las soluciones conocidas para disponer de las aguas y generó una diversidad de ángulos y encuentros entre diferentes cuerpos que convierten al inmueble en una muestra de identidad propia”, concluyó el arquitecto Delmonte.