Vías para enfrentar la bipolaridad en tiempos de Covid-19
La bipolaridad es una enfermedad mental crónica que requiere una combinación de medicación apropiada y manejo terapéutico. A pesar del diagnóstico, muchas personas –incluyéndome- hemos logrado estabilidad suficiente para tener vidas productivas y felices.
Para lograrlo, usualmente, monitoreamos nuestras conductas como barómetros para medir esa estabilidad. Pero el Covid-19 ha cambiado nuestros comportamientos y hemos perdido la brújula.
Por ende, no diría que las personas con bipolaridad estamos peor en tiempos de cuarentena; diría que hay confusión porque lo que siempre ha sido, de pronto, ya no es.
El primer cambio ha sido la interrupción de las rutinas por el paso hacia la virtualidad. De pronto estamos en casa, vestidos de pijama y tirados en la cama, pero trabajando. Es como si la depresión nos hiciera una visita con expectativas de productividad. Además, el distanciamiento forzoso ha disminuido la felicidad que trae consigo estar con los demás.
La virtualidad en sí nos llevó a la soledad como segundo cambio. Atrapados, como cuando nos alejamos por sentirnos tristes, pero esta vez por imposición; más allá de nuestro bienestar emocional. Así que, sin ser expertos en zoom, hemos buscado vías para mantenernos cerca en la distancia.
Por otra parte, el tercer cambio ha sido la incertidumbre generalizada. La pandemia desató un tornado que se llevó el ingreso de muchas personas; y, con ello, el acceso a su medicación y apoyo terapéutico. Tuvimos que comenzar a producir nuevas ideas de ingresos. Sin embargo, en las personas con bipolaridad las ideas geniales suelen ser un evento que precede la manía.
¿Cómo confiar en nuestra capacidad creativa y más si la medicación ha cesado?... Todo ha cambiado y es confuso delimitar cuándo la manía o depresión se hacen presentes en este contexto. Por eso, para aquellos con bipolaridad es importante medir su propio estado emocional, para evitar posibles recaídas. Otra medida es promover la activación conductual, dado que la virtualidad promueve el sedentarismo. Por último, retomar una rutina por más pequeña que sea para devolver estabilidad.