El patio florido

Lo único que le ha gustado a Emma de las lluvias que han anegado el país en estos días es que las matas del patio se han beneficiado enormemente. A mi cocinera color chocolate le apasiona el oficio de jardinera, siempre me dice que andar entre las maticas, consintiéndolas mientras las cuida amorosamente, le produce una sensación de paz y tranquilidad.

A petición suya, compré un bebedero que a la vez tiene un dispensador de semillitas. Emma acecha a los pajaritos que se acercan a beber y picotear las semillas. Cuando ve que se arremolinan unos cuantos, va presurosa a avisarme para que yo también goce del espectáculo. La verdad es que el patio con sus numerosas plantas y los pajaritos, se ha convertido en un pequeño paraíso, a tal punto que todas las visitas, las recibo allí, en ese maravilloso ambiente como por arte de magia, mis amistades y yo, nos sentimos relajados y optimistas. Emma, por su lado, hace lo mismo con sus eventuales visitas. Con las numerosas lluvias, los mayores beneficiados han sido los helechos, los que siempre han gozado en medio del agua abundante. Las canastas con plantas de floración se muestran en todo su esplendor, Emma se pasea en medio del bello esplendor, cada vez que el sol se asoma tímidamente. Le encanta hablar con las plantas y entona canciones porque dice que eso es lo que le gusta más a las maticas. Hasta afirma que, con sus canciones, ¡florecen más rápido! Claro que dudo mucho de la veracidad de esta afirmación, pero si hace feliz a mi morena cocinera, pago y santo.

Como no tiene que regar, emplea ese tiempo en mimar las hijas preferidas de su corazón y en rivalizar con los pajaritos entonando melodías.