ORATORIA
Importancia de la comunicación pública para políticos y funcionarios
Al asumir un cargo en el Estado se está bajo el escrutinio de la población, por eso es vital que el servidor público sepa comunicarse con precisión
La oratoria y la comunicación pública tienen un rol crucial durante las campañas electorales, cuando los candidatos buscan convencer al electorado a fin de obtener su voto.
Pasada la contienda, una vez que se asume un cargo en el Estado, el objetivo de estas habilidades puede variar, pero su importancia, lejos de disminuir, aumenta.
En esto coinciden las comunicadoras Saraida de Marchena Kaluche y Gina Almonte.
La comunicación es una competencia “esencial” para el desempeño profesional que cobra “aún mayor dimensión” cuando se asume una función pública, opina De Marchena Kaluche, entrenadora y mentora en oratoria y comunicación pública.
Desde el momento de asumir el cargo, tanto los funcionarios electos como los designados por el Poder Ejecutivo quedan bajo el escrutinio de toda la población.
Es parte de su compromiso y responsabilidad informar, ofrecer declaraciones, ruedas de prensa, entrevistas, discursos, participar en foros nacionales e internacionales, encuentros y reuniones con líderes y personalidades, negociar, convencer y enfrentar crisis.
En todos estos casos, asegura De Marchena Kaluche, “saber comunicar y acertar con el mensaje es vital”.
Conectar con el público
Según Almonte, la comunicación política es de “suma importancia” para que el servidor público “conecte con las masas”.
“La oratoria es clave para que el mensaje llegue adonde tiene que llegar y que las personas se sientan identificadas con ese funcionario”, dice la experta en posicionamiento público y relaciones públicas.
Usar un vocabulario fluido, con palabras llanas, bien pronunciadas y coherentes, puede hacer que se obtengan resultados positivos en cualquier función que se realice.
“Tener un discurso para cada público también aplica”, comenta Almonte, quien considera como un asunto “primordial” que el líder sepa lidiar y hablarle a cada quien en su idioma.
No solo comunican las palabras
No importa la posición. Ya sea el Presidente, un ministro, legislador o miembro de la oposición, “hablar en público es la asignatura pendiente de todos”, considera De Marchena Kaluche.
“La gran mayoría se lanza al ruedo improvisando y entendiendo que pueden y saben hacerlo, sin ser conscientes del efecto adverso que causa en su audiencia la falta de entrenamiento”, añade.
La falta de preparación hace que políticos y servidores públicos no estructuren ni transmitan sus mensajes con precisión y eficacia. En otras ocasiones, no hay congruencia entre su lenguaje verbal y corporal.
El lenguaje corporal, recuerda Almonte, es igual de importante que las palabras: “La mirada, los ademanes… también comunican”.
Por eso no se deben descuidar. Los políticos y funcionarios tienen que usarlos de manera consciente.
De Marchena Kaluche. “Es importante lo que se dice, quién lo dice, cómo lo dice, cuándo lo dice y a quién o ante quién lo dice. Sus actitudes, tono de voz, expresión corporal y palabras deben constituir un mensaje alineado, único y consistente, generando credibilidad en quienes le escuchan”.
El currículum no basta
El conocimiento, la preparación y la capacidad gerencial son las cualidades más relevantes a la hora de asumir un cargo en el Gobierno, pero no aseguran que la persona sepa manejarse en todos los escenarios.
“Es indispensable tener el dominio de la oratoria para proyectar total credibilidad y confianza e, incluso, no sucumbir ante una crisis o ante las presiones de una entrevista por no estar preparado”, manifiesta De Marchena Kaluche.
El surgimiento de plataformas que ponen la comunicación en manos de la población hace que el panorama se torne aún más complejo.
El entorno digital tiene sus particularidades, por lo que también deben capacitarse y adquirir la pericia necesaria para mejorar sus competencias de comunicación e imagen en dichas plataformas.
“Los funcionarios son portavoces y, como tal, deben saber manejarse a nivel presencial y virtual, en un escenario, en un debate, en televisión, saliendo de un evento, en reuniones ‘online’ y hasta en un ‘live’ de redes sociales”, concluye De Marchena Kaluche.