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“Murió, pero no de coronavirus”

Hace unos 50 años o más, cuando la gente tenía cáncer o moría por esa enfermedad los familiares la escondían, y aunque la misma no es contagiosa nunca se hablaba de ese tema. No sé si era por vergüenza, por temor o por rechazo. La viruela y la varicela se “pegaban”, sin embargo, no era la misma respuesta, era más aceptable.

Enfermedad en clave La tuberculosis fue otra enfermedad “silenciosa” hasta que hubo tratamiento. Decirle a una persona que estaba “tísico” era rechazarlo, por ser una enfermedad contagiosa y los mismos médicos la bautizaron como TB, una clave que ni los propios pacientes sabían lo que tenían. Cuando veían a una persona delgada, tosiendo le decían “tísico” o “tú ‘ta ti’” y la respuesta era ¿ti’? ti’ ‘ta tú”.

Un gran secreto Pues les cuento que esas personas tísicas tenían su plato, vaso y cubiertos aparte y si iban a visitar las casas la gente les tenía guardado sus recipientes, por si acaso. Cuando moría la gente solo decía “murió sequesito”, pero nunca se decía abiertamente el motivo de su muerte.

Triste despedida En la actualidad ocurre algo muy especial, porque esta pandemia ha sido tan fuerte que solo permiten a los familiares despedir al difunto. Si la persona murió de un infarto u otra enfermedad expresan “Murió mi primo, pero no fue de Coronavirus”, como si estuviéramos dudando o por si acaso creemos que la persona que lo está diciendo está contagiada.

Interrogantes que quedarán Esas frases serán repetibles cuando pregunten ¿De qué murió? La respuesta siempre será “No fue de coronavirus” o “Fue de coronavirus”, pero siempre ese nombre estará sellado en nuestra memoria.

Hay cierto temor, porque nuestra generación no había pasado por estos momentos de dolor, tristeza, impotencia, vivir cuatro o cinco meses en solitario y tener que acostumbrarse, unos, y los otros con depresión, ansiedad y sin saber qué nos deparará la vida.

Panorama sobrío Lo peor es que en estos momentos, como dice la canción “No hay cama para tanta gente”, y no debemos enfermarnos, debemos mirar al suelo para no caernos, tampoco discutir ya que nos puede dar una sirimba, porque ir a una emergencia o internarse es un riesgo, además de que no nos harán caso, porque la prioridad es el Covid-19.

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