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Rebeldes ¿con o sin causa?

Cuando un adolescente asume una conducta de rebeldía siempre hay que ver qué hay detrás de esto.

Los adolescentes rebeldes sin cau­sa son realmen­te adolescen­tes rebeldes con causa en la mayoría de los casos. Veamos esto. Cuando un adolescente comienza a mostrar conductas que no son las esperadas o las mas adecuadas, como padres o tutores debemos tomar ac­ción inmediata.

Esto no quiere decir cas­tigos, quiere decir que de­bemos prestar atención a sus conductas, que tengan sus consecuencias natura­les por lo que sea que están haciendo, pero sobre todo, mirar hacia nosotros como padres y ver que pueden es­tas conductas estar dicién­donos.

Un adolescente no na­ce rebelde. Puede que ten­ga una personalidad fuerte y hayan sido ni˜ños difíci­les, o hasta retantes. Pero el adolescente rebelde se va formando a lo largo de su experiencia de vida y rela­ciones interpersonales tan­to dentro del seno familiar como

fuera de este.

Una máxima que todo padre y madre debe tener como

si se quiere un buen antídoto para evitar las re­beldías es “a mayor liber­tad mayor responsabili­dad”. Esto quiere decir que a un joven que se le priva de libertad de acuerdo a su edad pero le damos mucha responsabilidad o le exigi­mos demasiado, crea un malestar interno que a cor­to, mediano o largo plazo repercutirá negativamente, y eso es un factor de riesgo para una rebeldía. Por otro lado, un joven que se le da todo, y no se le exige nada, da pie a jóvenes merecedo­res.

Buscar ayuda

Existen muchas herra­mientas para tratar de ejer­cer nuestro rol de padres: terapias, libros y cursos. La invitación es tratar de ha­cer lo mejor posible y si nos encontramos en una encru­cijada no postergar la bus­cada de ayuda, ya que los jóvenes lo que muchas ve­ces están gritando a voces es: “Escúchame para que me entiendas”.

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