Experta recuerda que la esclerosis múltiple no es una enfermedad hereditaria, aunque tenga componente genético
La doctora Virginia Meca, neuróloga coordinadora de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital de la Princesa (Madrid), ha recordado que la esclerosis múltiple (EM) "no es una enfermedad hereditaria, aunque si tiene un componente genético". Además, sabemos que los factores ambientales tienen mucho peso en su desarrollo", ha recordado durante el encuentro digital 'EM: Conexión CENTRO', una reunión anual organizada por Biogen España.
En España, 55.000 personas padecen EM, lo que en una población aproximada de 47 millones de habitantes supone una prevalencia de 120 casos por cada 100.000 habitantes. A nivel global, en Europa hay alrededor de 700.000 pacientes y más de 2,5 millones en todo el mundo. La edad más frecuente de diagnóstico de esta patología está entre los 20 y los 40 años.
La EM es una enfermedad de origen desconocido, y aunque se sabe que existe una predisposición genética, no es una enfermedad hereditaria, en la que actúa además un componente ambiental. Esta enfermedad se considera de naturaleza autoinmune, es decir, el sistema inmune del organismo ataca a estructuras propias dentro del sistema nervioso central, dando lugar a una inflamación que daña la protección de las neuronas. Las manifestaciones de la EM son muy heterogéneas ya que reflejan el daño de diferentes estructuras nerviosas, por lo que el paciente puede perder agudeza visual, fuerza, equilibrio o sensibilidad entre otras.
El doctor Eduardo Agüera, del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, ha destacado algunos aspectos fundamentales sobre la patología. El primero de ellos es el asociar la EM con una enfermedad terminal, de manera equivocada y debido a la mala información, cuando en realidad es una patología crónica: "A pesar de ello, estas personas deben adaptarse a la nueva situación y lo que supone convivir con una enfermedad como la EM, los cambios físicos a los que se pueden enfrentar o la incertidumbre que genera la aparición repentina de un brote".
En relación con los hábitos de vida, se conocen que algunas cuestiones como la obesidad en edades tempranas o el abuso de sal y sobre todo el consumo de tabaco puedan tener un efecto perjudicial en la evolución de la EM; por ello, los especialistas son proactivos a la hora de potenciar los hábitos de vida saludables. En este sentido, la experta ha afirmado que es importante que el paciente cuide de su salud y controle su EM con cuestiones tan simples como hacer una dieta sana y equilibrada, practicar deporte de forma regular o pasear al aire libre, y no tener hábitos tóxicos o perjudiciales como fumar o el sobrepeso.
Según Agüera, las necesidades del paciente varían en función del momento de la enfermedad y de su evolución y siempre necesitan una atención médica especializada, concretamente del neurólogo, además de su médico de familia y otros especialistas en caso de ser necesario.
"Son un grupo de pacientes que necesita una atención personalizada, debido a las múltiples formas que tiene de cursar la enfermedad. Además, y debido a la impredecible naturaleza de la EM y de las posibles comorbilidades que puede generar en el paciente, también es necesario un equipo multidisciplinar para su manejo. Estos pacientes pueden necesitar atención de un equipo formato por múltiples expertos: el neurólogo, el fisioterapeuta, oftalmólogo, la enfermera especializada o el neuropsicólogo", concluye.