Los frenéticos preparativos

Emma esta ocupadísima. Sus planes para la semana anterior y la posterior a las elecciones comprenden el campo y la ciudad.

Como la cuarentena se dio por concluida, su primera tarea va a ser una lectura, llevada a cabo por el astrólogo de Villa Mella, su gran amigo.

Quiere reunir a parientes y amistades, antes del día de las elecciones para que se enteren de lo que dicen las estrellas respecto a los candidatos y de esta manera puedan votar a conciencia.

Quiere que la reunión se haga en la noche cerrada, bajo las estrellas. Anda medio nerviosa porque teme que la lluvia pueda estropear el evento, aunque sabe que la gente acudirá, aunque caiga un aguacero. Todos están ansiosos por confirmar su escogencia, por medio de los astros premonitorios.

Según afirmó el astrólogo por teléfono, fue la estrella de oriente la que guio a los reyes magos hasta el portal de Belén. De la misma manera brillará para el candidato acertado.

Emma, además, pretende pasarse la semana alentando a sus congéneres para que acudan a votar tempranito. Embozados y guardando las distancias, pero atentos a realizar el acto más importante de la democracia.

Pretende ir también a su casita de Nigua; quiere tenerlo todo preparado para celebrar el triunfo.

Además de todo esto, piensa dejar mi casa como un papel de música, de forma que yo no tenga inconvenientes. En la nevera me guardará unos cuantos platos preparados para que solo tenga que calentarlos, así yo también tendré las manos libres para continuar alentando a propios y extraños para que ese domingo sea ¡la gran fiesta de la democracia!