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Crianza respetuosa como prevención del abuso

Lic. Rosangela López Cruz. Psicóloga Grupo Profesional Psicológicamente.

Lic. Rosangela López Cruz. Psicóloga Grupo Profesional Psicológicamente.

“Más vale una nalgada a tiem­po…” ¿Cuánto hemos escucha­do esta frase a lo largo de nuestras vidas? Es una creencia bastante arrai­gada y normalizada en mu­chas personas de nuestro país.

Sin embargo, tengo algo que contarte. Al momen­to de que tu hijo/a cometa una falta, es cierto que una nalgada tendrá el efecto que esperas. Sí, pero solo a corto plazo. A largo plazo, el uso de la violencia en la crian­za, en cualquiera de sus for­mas, implica el factor de riesgo más importante del abuso sexual infantil.

Cuando el método de disciplina en el hogar tien­de hacia la violencia física o verbal, chantaje o irrespe­to, el niño o la niña deja de cometer las faltas por mie­do o sumisión. Sin embar­go, no logra comprender por qué su comportamiento se considera una falta. Ade­más, interioriza la peligrosa creencia de que es normal ser chantajeado, irrespeta­do o violentado.

Justo aquí es donde una crianza violenta y autorita­ria se convierte en un factor de riesgo del abuso sexual. Ya

que el chantaje, las ame­nazas y otros comporta­mientos relacionados son utilizados por los/as abusa­dores/as sexuales.

En otras palabras, el pe­ligro de implementar una crianza basada en violen­cia e irrespeto radica en que el niño o la niña nor­

maliza estos comporta­mientos. Por lo tanto, no sabrá identificar situacio­nes de riesgo o distinguir cuándo una persona le quiere hacer daño.

Recomendaciones

La asertividad y el amor es clave para proteger a ni­ños y niñas del abuso sexual infantil. Los límites claros, constantes y amables le da­rán seguridad a tu hijo o hi­ja y el espacio para que con­fíe en ti. Por lo tanto, no tendrá miedo ni dudas pa­ra buscar tu apoyo cuan­do se encuentre vulnerable en cualquier situación. No se trata de ser permisivo/a ni autoritario/a, se trata de implementar una disciplina positiva.

Mamá y papá, sabemos que no existe un manual de crianza y que, en ciertos puntos, es totalmente nor­mal equivocarse. Pero nun­ca es tarde para aceptar que buscar ayuda y acompaña­miento es oportuno para un lograr un cambio

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