VIAJE

En Basílica de San Pedro ya no se puede tocar su estatua

La Guardia Suiza y los voluntarios de la Orden de Malta regulan la entrada.

La cúpula de la Basílica de San Pedro puede verse impresionante desde los Museos Vaticanos.CARMENCHU BRUSÍLOFF

La cúpula de la Basílica de San Pedro puede verse impresionante desde los Museos Vaticanos.CARMENCHU BRUSÍLOFF

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CARMENCHU BRUSÍLOFFSanto Domingo, RD

En monumen­tos de todo el mundo se dejan sentir las indicacio­nes gubernamentales para evitar el contagio del Co­vid-19. Entre ellos, uno de los más visitados en Roma: la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Sus accesos es­tán ahora regulados por la Guardia Suiza del Vaticano y los voluntarios de la Or­den de Malta. El objetivo es hacer cumplir los requisitos para visitar el templo: uso de mascarillas y desinfec­ción de las manos con el gel que está instalado en las en­tradas, amén del distancia­miento de al menos 1.5 me­tros entre personas.

El templo, de 23,000 metros cuadrados y en cu­yo interior caben 60,000 personas cuenta con cin­co puertas, una de ellas la Puerta Santa, que sólo se abre durante los jubileos, es decir cada 25 años, o en fe­chas especiales que pueda asignar el Papa.

En esta basílica, cuya im­ponente cúpula diseñada por Miguel Ángel tiene una altura de 119 metros, y en cuya nave central resalta el magnífico baldaquín en bronce con 29 metros de al­tura, de Bernini, hay dos es­culturas de las cuales con­tar algo curioso. Son éstas la bellísima La Pietá, de Mi­guel Ángel y la estatua en bronce de San Pedro.

Protegida en un escapa­rate con cristal antibalas, La Pietá muestra, como da­to curioso, la firma de su au­tor sobre el manto de la Vir­gen. Es ésta la única estatua firmada por Miguel Ángel, grabada mucho después de haberla terminado al ente­rarse de que la gente se la atribuía a otro escultor. En el contrato para su creación se le exigía que fuese ‘la más hermosa obra en mármol existente en Roma’. (Por la distancia entre el visitante y la estatua, difícilmente pue­de uno ver dicha firma).

En cuanto a la estatua medieval de San Pedro sen­tado en su trono, junto a la cual durante siglos se han formado colas para tocar o besar su pie derecho, hoy, debido a la pandemia, está prohibido.

Para encaminarse ha­cia la Basílica hay que cru­zar la inmensa Plaza de San Pedro, un espacio de forma elipsoidal donde destacan un obelisco egipcio, de 25 metros de altura, traído del Circo de Nerón porque jun­to a éste se crucificó a Pedro (el primer Papa) y la colum­nata de Bernini, con 284 co­lumnas de estilo toscano co­locadas en cuatro filas. Sin embargo, desde un punto específico la impresión al contemplarla es que tiene únicamente una fila de columnas. Sobre el suelo, en dicho punto, con la finalidad de permitir al visitante contemplar dicho efecto, hay dos discos de mármol sobre los cuales puede uno pararse. ¡Es sorprendente!

CAMBIO DE FECHA

Este 29 de junio, como cada año, la iglesia conmemora el martirologio de San Pedro y San Pablo. En esta fecha, la Iglesia Católica colecta en los templos el Óbolo de San Pedro. Este año, empero, ‘debido a la situación de emergencia sanitaria’, el Santo Padre trasladó ésta para el 4 de octubre, día de San Francisco de Asís. (‘El Óbolo de San Pedro es una ayuda económica que los fieles ofrecen al Santo Padre, como expresión de apoyo a la solicitud del sucesor de Pedro por las múltiples necesidades de la Iglesia universal y las obras de caridad a favor de los más necesitados’).