PERSONAJE
40 años ¡Chiripeando, no es un maíz!
Francisco Alvárez de la Cruz lleva cuatro décadas andando “calle arriba y calle abajo” en su triciclo. Hoy la pandemia ha “enfriado” su mercancía porque las ventas han bajado.
A los pocos días de pasar el ciclón David por el país, Francisco Alvárez de la Cruz decidió ponerse a trabajar para ayudar a su familia. El huracán había destruido considerablemente a República Dominicana. Eso fue el 31 de agosto del año 1979. Para entonces, él era un muchacho.
No se detuvo a pensar que su compromiso era con los estudios. El bienestar de su madre, sobre todo, era lo que le importaba en ese momento. “Conseguí un triciclo y me puse a vender maíz, no sabía hacer gran cosa, y comencé ahí hasta ver cómo me iba. Pero qué va, llevo 40 años en este trabajo y casi voy a cumplir 41, y con esto solo he podido levantar a mis tres hijos”. Lo cuenta con evidente orgullo, aunque dejando claro que a estas alturas debería tener aunque sea una casita propia.
No es que ser ‘El Maicero’, como le llama la gente, no le haya dado grandes cosas. Al menos de esto ha vivido desde hace cuatro décadas. “Gracias a Dios he podido mantener a mi familia y comprar la medicina a mi mamá. Pero ahora mismo me preocupa lo que estamos viviendo. El coronavirus nos está afectando grandemente y hay días que no logro hacer ni el dinero de la comida”.
Al hablar de esta parte no puede evitar guardar su sonrisa. Y tiene sobrados motivos. De ganar entre 1,500 y 1,800 pesos limpios en un día, llegar a vender solo 500 pesos o menos significa una gran pérdida de dinero y de trabajo. “Es a las 4:00 de la mañana que me levanto porque el maíz hay que pelarlo, limpiarlo y hervirlo, y eso se lleva muchas horas de dedicación”, explica Álvárez de la Cruz.
Antes de la pandemia compraba 250 unidades de maíz e invertía alrededor de 7,000 pesos, para lograr una buena venta. Ahora solo compra 150, gasta 5,000 pesos y no logra hacer ni 700 . “Porque este tipo de producto se vende por las tardes y con el toque de queda, con la cuarentena y con la situación en general nos hemos ido a pique”. Comenta ‘El Maicero’ con un rostro que deja sobrentendido que la incertidumbre se ha apoderado de él.
Es inquieto o tal vez la misma situación lo tiene así. Durante la entrevista, frente al Obelísco, del Malecón caminaba de un lado para otro. Nadie se paró a comprar un maíz y, esto originó una pregunta: ¿Acostumbra a vender en este punto? Su respuesta fue un no rotundo. “Yo vine porque un amigo me dijo que está viniendo mucha gente aquí, lo que yo no sabía, es que esos que vienen no están comprando nada. He perdido más que lo que he conseguido”. En esta ocasión se ríe un poco.
Experiencia y accidentes “Este trabajo no es un maíz. Uno es un esclavo de la calle. Yo he tenido varios accidentes a lo largo de este tiempo. Me he quemado, me he caído. Una vez se me partió el triciclo en dos en plena calle, y ya usted sabe el trabajo que pasé con esa mercancía. Por si fuera poco, hay quienes te compran y hasta te tiran el maíz encima si se molestan. Hay que aguantar mucho”. Relata ‘El Maicero’.
En estas cuatro décadas de trabajo ha comprado alrededor de 10 triciclo porque después de un tiempo se dañan. No todo es ganancia en este trabajo. También debe pagarle a gente que le ayuda a limpiar el producto y todo eso implica gasto y riesgo, enfatiza...
SU FAMILIA Tiene tres hijos, y lleva 14 años soltero. Es su mamá quien le cuida a su familia. El mayor solo se hizo bachiller y no siguió los estudios; la segunda tiene 18 años y está en la universidad. El menor tiene 14 años y está en la escuela. Tiene un compromiso con los tres y con su madre. A esta última debe comprarle costosos medicamentos que hoy, a tres meses y pico de la pandemia, ha podido conseguir por la ayuda de los buenos amigos que ha hecho en estos 40 años vendiendo maíz.
SEPA MÁS Ha hecho un ‘punto’ De los 40 años que tiene Alvárez de la Cruz vendiendo maíz, lleva 30 en Ginecología y Obstetricia. Ahí todos lo conocen. Los médicos lo distinguen porque es muy respetuoso y amistoso, dice. “Yo estoy ahí desde que ese centro era un pedacito, bien chiquito y es raro el que no me conozca”, comenta.
Otros puntos donde ha llevado su maíz es a la Universidad Apec y a la Feria, por los lados de la Winston Churchill y toda esa zona. Sin embargo, por la situación del Covid-19 se le ha caído el negocio porque ahora es que la gente está saliendo a esos lugares donde acostumbra a ir. Espera que todo se normalice.