ENTREVISTA
Egdalia Matos: “Mi hijo me ha enseñado que puede ser un verdadero campeón”
¿Cómo es ser madre cuando se vive con un patrón familiar distinto al que la sociedad reconoce como “convencional”? Egdalia Matos nos habla de su experiencia desde el corazón. Quiere visibilizar su historia y que el camino recorrido por ella sea una guía para muchas otras madres que están pasando por lo que vivió.
Confiesa que habría deseado tener la experiencia de ahora, a sus 33 años, cuando tuvo a su hijo Pedrito, hace ocho. En ese tiempo no se disponía de mucha información sobre autismo, condición con la que fue diagnosticado el pequeño a los dos años. En cambio, lo alcanzado ha sido de gran aprendizaje para guiarlo y educarlo, además de que se ha convertido en una importante voz de formación, sensibilización e inspiración para muchas otras madres que también tienen uno o varios hijos con alguna condición especial.
Abogada de profesión, y quien desde hace varios años labora en el área financiera de una institución, a raíz de las necesidades de su hijo se motivó a certificarse en inclusión escolar, formación docente, trastornos del desarrollo y a crear la plataforma “Cultura Inclusiva”, la cual promueve el apoyo para que los niños se integren a la sociedad, a los centros educativos y a su comunidad.
¿Cuándo te diste cuenta que tu hijo tenía una condición especial? ¿Cómo fue el proceso, les tardó mucho tiempo encontrar el diagnóstico correcto? Hace ocho años no existían los recursos que hay hoy en día para conocer los objetivos que deben lograr los niños de acuerdo a su edad, además de que era madre primeriza y en mi familia no había tenido experiencia con niños. Recuerdo haber leído un artículo sobre autismo que describía síntomas severos de la condición, diferente al caso de mi hijo, ya que sus manifestaciones eran más sutiles. Más adelante, cuando Pedrito iba a cumplir dos años, hicimos un viaje familiar fuera del país y en esa convivencia pude notar distintos signos en su conducta que me llamaron la atención. No tardamos en confirmar nuestras sospechas porque inmediatamente buscamos ayuda profesional en un centro acreditado para ese tipo de evaluaciones e investigamos todo lo que pudimos. Fue un proceso doloroso, angustiante y confuso, sobre todo, en los primeros años de convivencia con el diagnóstico.
En el entorno familiar, ¿aceptaron diagnóstico de inmediato o hubo una fase de negación? Lo aceptamos de inmediato. Sin embargo, aceptación no significa que no haya duelo. Cuando los padres reciben un diagnóstico de un hijo, atraviesan distintas etapas, como la negación, la ira y la aceptación. En nuestro caso creo que vivimos un poco de cada una y hoy puedo decirte que el duelo nunca se supera totalmente.
¿Qué desafíos supuso los primeros años? El tratamiento de esta condición es relativamente nuevo en nuestro país y, lamentablemente, hay muchas limitaciones en cuanto a la intervención clínica, su inclusión social, educativa y laboral, además de cobertura de los seguros de salud. Es muy poco el conocimiento de la población en general sobre la razón de sus conductas atípicas y los apoyos que necesita una persona con necesidades específicas.
¿Sigue siendo tabú hablar de un niño con autismo? Totalmente, aún nos falta mucho como sociedad para hablar de estos temas abiertamente. Hay padres que sienten miedo a la discriminación, al señalamiento, la exclusión y los prejuicios sociales que se presentan al hablar de esta condición. Debemos seguir visibilizando el autismo, porque al conocerlo podemos comprenderlo mejor.
¿Qué les recomiendas a las madres que están pasando por el proceso del diagnóstico de un hijo con autismo? Les recomiendo que alimenten su corazón de fe, positivismo y que se integren a una comunidad o una red de apoyo que las acompañen y les proporcionen bienestar. También, que aprendan sobre la condición para poder conocer y entender a sus hijos, y buscar programas y entrenamientos de bienestar emocional. La sana convivencia y la unión familiar son igual de importantes que las terapias y los apoyos para el niño con necesidades especiales.
¿Qué tan es importante mantener una actitud positiva? Un cambio de mentalidad para enfrentar los retos que vienen después del diagnóstico es decisivo. Puedes tomar lo que te está pasando como una tragedia o como un proceso de aprendizaje. Los padres que inician esta travesía también deben buscar recursos que fortalezcan su espiritualidad, su emocionalidad y que puedan conectar consigo mismos y con sus hijos. Debemos estar conscientes de que avanzaremos dependiendo del esfuerzo que hagamos.
¿Qué has aprendido de tu hijo? De él he aprendido que los niños pueden convertirse en verdaderos campeones y que no importa todo lo que queramos darles, nuestro mayor regalo es amarlos y aceptarlos tal como son.
¿Es difícil la educación para un niño con autismo en el país? En mi experiencia, hay colegios que les niegan el derecho de admisión. Hay otros que aseguran ser inclusivos pero una vez iniciado el año escolar les exigen a los padres todos los apoyos que necesita el niño para mantenerse en el colegio, como la contratación de una maestra sombra. No es suficiente otorgarle un cupo de admisión a un estudiante para que pueda considerarse que un centro es inclusivo, se le debe proveer a la familia una estructura real de atención a la diversidad. Por suerte, hay otros colegios con políticas de inclusión real, con especialistas y profesores que trabajan en conjunto para darles tanto al estudiante como a la familia el soporte correcto.
El año pasado creaste “Cultura Inclusiva”, una plataforma que promueve la integración de niños con autismo. ¿Qué te motivó a dar ese paso? En nuestro país la red de apoyo, tanto humana como material para familias de individuos con autismo, es muy limitada. Estoy muy agradecida de Dios y los ángeles que nos ayudaron a ofrecerle a nuestro hijo consultas, evaluaciones, programas de intervención y terapias de calidad, tanto local como en el extranjero, donde existen más avances al respecto. Entonces, a través de Cultura Inclusiva queremos compartir con las demás familias nuestros aprendizajes y lo que nos funcionó para salir hacia adelante.
A propósito de la pandemia, ¿qué retos ha implicado realizar las asignaciones escolares totalmente desde casa? Inicialmente, el mayor reto fue organizarme yo para luego poner en orden los asuntos de mi hijo y del hogar. Es muy retador tratar de enseñarle en casa a un niño con dificultades de aprendizaje. Siempre les recomiendo a las familias trabajar en las emociones del niño frente a nuevas rutinas, tanto de la cotidianidad como con el aprendizaje. Me ha funcionado invertir tiempo en dos recursos: la motivación y la anticipación, conversando mucho con Pedrito y utilizando herramientas visuales, como cuentos o vídeos. Sé que toma tiempo buscar estrategias para poder crear un entorno amigable con espacios que faciliten el aprendizaje, en cambio, les aseguro que ayuda a disminuir las frustraciones que pueden surgir durante las sesiones de estudio.
¿Qué mitos te gustaría que la gente desterrara sobre niños con autismo o con alguna otra condición especial? Me gustaría que las personas miren a estos niños desde el corazón, con empatía y amabilidad, no desde el temor o el rechazo a lo desconocido.
¿Qué has fortalecido o qué cualidad has descubierto que tenías a partir del diagnóstico de Pedrito? Ufff… Puedo decirte que soy una persona totalmente diferente hoy en día. Tuve que desarrollar habilidades y competencias sociales para acceder a comunidades que sabía serían de beneficio para mi hijo. Otro gran impacto en mi vida fue que, en medio del duelo, conocí la fe y me acerqué al Señor. Ahora soy más humana y sensible con las personas vulnerables. También juzgo menos y comprendo más. Aprendí a ser paciente, a no ofenderme tan fácil y a identificar las necesidades de los demás, aunque no las expresen.
¿Con qué sueña Egdalia, la madre? Con cambiar el mundo, comenzando por mi comunidad, y con dejarle a mi hijo un espacio donde él pueda seguir desarrollándose y ser feliz.