Madres por la Patria
Venecia Villamán pensó que no habría otro Día de las Madres para ella
Todavía a Venecia Villamán le salen lágrimas de los ojos cuando recuerda los angustiantes momentos que vivió junto a su esposo buscando atenciones médicas por haberse contagiado con el coronavirus, y tener ambos pronósticos temerosos.
Ella estaba tan enferma como él, pero una fuerza mayor la invitaba a no dejarse vencer por el Covid-19. Sabía que tenía poderosas razones para sobrevivir: sus hijos y su esposo. Con ellos en mente, no desmayó en su afán por ganarle la batalla a ese visitante no invitado.
Otra poderosa razón que se hizo aliada de Venecia para salir de esa amarga experiencia fue su fe en Dios. Podía faltarle el ánimo, el aliento y todo, menos las ganas de orar y pedirle al Señor que le permitiera vivir para reencontrarse con sus hijos que viven fuera del país.
En sus 44 años de matrimonio, el ingeniero Carlos Rivas y la licenciada en Relaciones Internacionales Venecia Villamán han afrontado infinidades de dificultades, de las que han podido salir gracias a la obra del Señor Jesucristo. Con el virus no ha sido diferente.
El viacrusis La más reciente prueba a la que ha tenido que enfrentarse la pareja es a la pandemia del coronavirus, no solo por lo terrible del virus, sino también por los obstáculos que encontraron al principio para recibir las atenciones médicas. El que ambos superen los 60 años de edad, lo hizo más vulnerables a contagiarse.
“Me tocó llevar a mi esposo cuatro veces a distintos hospitales. En ninguno me lo dejaban interno, pero el Señor nos tenía reservada la ayuda de unos ángeles que movieron cielo y tierra para ayudarnos”, cuenta Villamán haciendo referencia a sus hijos Ariel y Leira.
Fue en la búsqueda de ayuda para su esposo que Venecia se contagió. Finamente, un centro médico los recibió, pero a Rivas, además del Covid-19, le detectaron neumonía, por lo que duró 15 días en cuidados intensivos, entubado y con un coma inducido. Ella duró seis días. Le habían reservado una cama en un hospital, pero cuando la necesitó ya había sido ocupada. En ese momento no le preocupó tanto no encontrar espacio para ella, porque la usaba una persona que estaba más grave.
Se quedó sentada en la sala de emergencia, apartada en un rinconcito, mientras sus hijos, Ariel y Leira, la monitoreaban gracias a las herramientas tecnológicas. “Dios me dio la oportunidad desde ahí, en ese silencio, en esa soledad, en esa fría sala de ver cómo una madre entraba desesperada con un hijo grave, yo me olvidé de mí, y de inmediato clamé al Señor, por favor, Señor, ten misericordia de esa madre que está tan triste. La Gloria es de Dios, no pasaron dos horas, y el muchacho se levantó de la cama de emergencia”, relata.
Narró que ante esa situación, sus hijos sufrían y estaban impotentes, al ver que ella estaba mal, y ellos no podían hacer nada. No imaginó que Dios le daría la oportunidad de disfrutar de otro Día de las Madres.
Diligencias a distancia Retornó a la casa a las 6:00 de la mañana, en un taxi, mientras sus hijos hacían gestiones en un centro privado para que la recibieran, y lo lograron.
“Mientras mi esposo se debatía entre la vida y la muerte, con un 5% de posibilidad de vida, yo también estuve por seis días en el centro en cuidados intensivo, muy mal”, puntualiza.
Rivas agradece a Dios, a familiares y amigos, porque tanto él como su esposa pudieron recuperarse de esa terrible enfermedad, por el poder y la fuerza de la oración. “Estamos en franca recuperación. Qué grande y misericordioso eres”, exclama Rivas.
Ellos consideran que cada prueba los ha hecho crecer como personas, que cada batalla ganada les confirma que el matrimonio es asunto de dos, y que Dios está en el medio.
“Nada se mueve sin lavoluntad del Padre. Nos tocó volver al hogar a nuestra vida de amor, para dar testimonio y para estar ahí para nuestros hijos”, concluye Villamán.
CLAVES Mensaje La pareja aconseja a las personas confiar en Dios, a cuidarse y a quedarse en sus casas, porque la enfermedad es real.
Obra de Dios Creen que el señor escuchó su ruego y las oraciones de las almas de centenares de personas.
Juramento Contaron que hace 44 años juraron que estarían juntos todos los días de sus vidas, en la salud yen la enfermedad, las alegrías y las penas.