FOLCLOREANDO
Las mascarillas
La mascarilla es la protagonista, está a la moda.
Esta pieza utilitaria será parte de la indumentaria del mundo, y no es para menos, mientras exista demanda y cualquier otro virus que aparezca.
Ya los diseñadores y pintores están poniendo su mente más creativa en la confección de las mascarillas, tapaboca o barbijo, que además se está convirtiendo en decorativa, por el ingenio del pueblo, ya sea buscando la identidad del país, de su carrera profesional o por el gusto de la persona que la llevará puesta.
Si no se le da un uso permanente en los espacios públicos, créanme que para visitar a los enfermos, recién nacidos o los funerales se hará costumbre, igual que la mantilla lo fue para las celebraciones de las misas o el pañuelito de estopilla para dar un pésame. Todos nos estamos cuidando y el no usarla será mal visto en las diferentes clases sociales.
De todo tipo Las hay lisas y estampadas, de diferentes texturas y colores, siempre y cuando no pierda su función, que es la de protegernos y proteger a los demás. Es la primera vez que en nuestro país se utiliza de forma masiva, contrario a otros países asiáticos que las están usando antes de la pandemia del Coronavirus, por la cultura, contaminación o por considerar que es mala educación estornudar o toser sin cubrirse.
Todos las usan Salí hace par de días por una emergencia y exclamé: ¡Wao, las mascarillas están de moda y todas las clases sociales y económicas las estamos usando!
Y no duden que los que puedan hacerlo tendrán en sus armarios la vestimenta completa, cuya mascarilla hará juego con los tonos y estampados y júrenlo que los estuches para guardarlas vendrán.
Lo importante es saber usarla, con higiene, y tener el conocimiento del tiempo de uso, para no intoxicarnos por el dióxido de carbono que emanamos cuando exhalamos.
De lo único que me alegro es que mi sonrisa estará escondida, pero no apagada, porque buscaré la forma de que mi mayor encanto no se quede en el anonimato.