CORONAVIRUS
Plasma hiperinmune: una esperanza que corre por las venas de pacientes convalecientes
El plasma es la parte líquida de la sangre y en él circulan glóbulos rojos, blancos y plaquetas, además de componentes que defienden el organismo contra patógenos como bacterias y virus.
Debido a esta última característica, muchos investigadores han vuelto la mirada hacia esta sustancia amarilla, que se estudia como una de las alternativas de tratamiento contra la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19).
Se espera que el paciente que se recupera de una enfermedad como la COVID-19 desarrolle anticuerpos específicos contra el coronavirus que la produce y que en su plasma sanguíneo haya, durante un cierto tiempo, una alta concentración de esos anticuerpos.
Ese plasma rico en anticuerpos, que se conoce como plasma hiperinmune o plasma de paciente convaleciente, se aplicaría a otros enfermos para ayudarlos a desarrollar su inmunidad y combatir la enfermedad.
Pero la terapia con plasma hiperinmune no es nueva. El hematólogo Sócrates Sosa, director del Hemocentro Nacional, señala que se conoce y emplea desde hace alrededor de un siglo.
“Ahora se está volviendo a poner sobre el tapete después de que en Wuhan, China, hicieron la prueba con cinco pacientes de COVID-19”, comenta Sosa. “Un estudio con cinco pacientes no te puede arrojar resultados concluyentes, pero como es una enfermedad nueva, todo lo que se haga va a ser visto con buenos ojos y con una lupa. Después de ahí, hay países que han ido incrementando su uso y han ido incorporándolo como parte de la terapia en el manejo de los pacientes con COVID-19”.
Corea del Sur se encuentra entre los países que aplican esta terapia, mientras que en España recién se anunció la implementación de un protocolo de investigación con alrededor de 280 pacientes.
Sosa aclara, no obstante, que se trata de una terapia experimental. Puede mostrar efectividad en unos casos, pero ante una enfermedad nueva la comunidad médica y científica se encuentra en una fase de ensayo-error.
En República Domini cana, el Ministerio de Salud Pública emitió una resolución que establece las condiciones para el uso del plasma hiperinmune en pacientes con COVID-19. Debe hacerse en el marco de un protocolo de investigación revisado por el Consejo de Bioética.
Además, señala Sosa, “la terapia con plasma no puede sustituir en este momento la terapia convencional que ya se está haciendo”. Si un medicamento muestra eficacia contra la enfermedad y sus síntomas, se puede añadir el plasma hiperinmune, pero no descontinuar el tratamiento convencional.
Recolección y aplicación
Para su uso terapéutico, el plasma tiene que pasar por pruebas de seguridad y compatibilidad. “El plasma tiene que ser tratado tal cual se trata la sangre”, afirma Sosa, quien añade que la recolección debe hacerse con un equipo de plasmaféresis, no mediante el centrifugado de una bolsa de sangre.
De acuerdo con Sosa, en la mayoría de los estudios que se llevan a cabo actualmente en el mundo se colecta el plasma en las dos o tres semanas posteriores a la segunda prueba PCR en la que el donante da negativo por coronavirus.
Pero no todos los pacientes convalecientes son aptos para la donación. “No todo el mundo posee la cantidad de anticuerpos neutralizantes como para que ese plasma pueda servir”, explica el médico.
“Tenemos la limitación de que en el país no hacemos, o no todo el mundo lo está haciendo, la determinación de anticuerpos neutralizantes de COVID-19. Porque, necesariamente, el que me haya dado COVID-19 no quiere decir que todos los anticuerpos que hay en mí tienen la capacidad para frenar, para neutralizar, ese virus”.
Las características de los enfermos que podrían recibir plasma de pacientes convalecientes varían. Mientras que en China se aplicó en pacientes en estado crítico, el estudio que se llevará a cabo en España contempla incluir a personas que por su condición de salud tengan alto riesgo de presentar un cuadro grave de la enfermedad producida por el nuevo coronavirus.
Respecto a las dosis, Sosa indica que unos investigadores aplican dos dosis distintas de 200 cc cada una, mientras otros plantean que una sola dosis de 300 cc posee la carga de anticuerpos suficiente para ayudar al receptor a desarrollar su inmunidad.