VIAJE
Séte: Espera el retorno de cruceros
‘El problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era’. Las palabras tan actuales no son de estos tiempos en que la pandemia ha dado un giro a nuestro mañana, sino de Paúl Valevry, poeta, escritor y filósofo nacido en Séte, el 30 de octubre de 1871.
Asentada a orillas del Mar Mediterráneo, la pequeña ciudad francesa recibía puntualmente hasta hace poco los cruceros. Por sus calles resaltaba una variopinta presencia de turistas de diversos orígenes. Al presente, ya no vienen los viajeros de pocas horas, como mi hijo Alexis y yo cuando en octubre 2019 arribamos en el crucero Sovereign de Pullmantour. Hoy día la empresa naviera tiene suspendidas sus operaciones a nivel global hasta el 29 de mayo. Y a todos los afectados en sus reservaciones ofrece un bono por la suma ya pagada, amén de un crédito a bordo. Cada empresa naviera tiene distintas ofertas hacia aquellos pasajeros que han pagado una cuota por la reservación obligada a cancelar ante la cuarentena a causa del COVID-19.
Con apenas 38,788 habitantes y 54 casos confirmados de coronavirus al pasado lunes 20, amén de 32 casos sospechosos y ninguna muerte, los ciudadanos de Séte tienen sólo para sí el atractivo panorama de su canal mayormente utilizado para excursiones pluviales por turistas y hasta para embarcaciones que sirven de hogar a algunos nativos. En eta vía de agua atracan asimismo pequeñas naves que sirven de vivienda.
(Este canal forma parte del Canal Du Midi o canal de los Dos-Mares, que conecta el Garona al Mar Mediterráneo. Con el canal lateral al Garona, según web de turismo de Séte, proporciona una vía navegable entre el Atlántico y el Mar Mediterráneo al prolongarse por el canal del Ródano. En 1996, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la humanidad).
Una de las características de Séte son sus numerosos puentes móviles, tanto levadizos como giratorios, a tal punto que si todos estuvieran abiertos al mismo tiempo, la ciudad temporalmente se convertiría en una isla. Para admirar la perspectiva de parte del canal y de algunos puentes, había antes de la pandemia un ‘petit train’ que, por 7 euros por persona, llevaba en un lento recorrido por la zona, partiendo desde un punto junto al Pont Savonnerie.
Frente a los muelles céntricos se levantan unos 20 restaurantes que, ofrecían mayormente deliciosos pescados y mariscos. Supongo han de estar cerrados.