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Insomnio

¡Cuidado con los trastornos del sueño! Los enemigos del sistema inmunológico

Luego de 25 días confina­do en su casa, el joven Carlos Montesinos en­tendió por qué percibía una gripe que aparecía y des­aparecía, situación que le llevó a creer que se trataba de coronavirus.

“Los síntomas gripales me duraban un día o dos. Incluso, tuve ocasiones en las que los sentí por pocas horas, y nunca tomé ningún tipo de medicamento, por si era Covid-19; pero fui no­tando que eso solo pasaba cuando dormía poco tiem­po, y así era realmente”, tes­timonia.

Con la ruptura en la ru­tina cotidiana que ha re­presentado la cuarentena ante el nuevo coronavirus, las brechas para desarro­llar trastornos del sueño son mucho mayores, por la ra­zón de que las actividades han cambiado y, por ende, el nivel de movilización y el manejo de los horarios.

El problema con esa si­tuación, además de otros tantos, es que puede afectar el equilibrio del sistema in­munológico que bastante se necesita para contrarrestar los efectos del virus.

La neuróloga Sarah Var­gas, con especialidad en en­fermedades autoinmunes, lo explica de la siguiente manera: “De forma general, el sueño es considerado un modulador importante de la respuesta inmune. Los es­tudios han demostrado que durante el sueño el núme­ro de células T naïve indi­ferenciadas y la producción de citosinas inflamatorias, ambas ayudan a coordinar y regular la respuesta inmu­nitaria, respectivamente, tienen patrón de picos du­rante el sueño”.

En consecuencia, una mala calidad del sueño, afirma, hace que este pierda esa propiedad modulado­ra y que las personas estén frente a una mayor suscep­tibilidad a las infecciones vi­rales, bacterianas y parasi­tarias.

Observaciones durante el actual confinamiento A pesar de que, según Vargas, aún no se repor­tan casos que asocien al Covid-19 con un desorden concreto, sí se observa in­cremento de los trastornos del sueño, relacionado con el confinamiento, sobre to­do insomnio, una altera­ción que reza en contra de que los sistemas de vigilan­cia estén en óptimas condi­ciones para que el patrulla­je inmune se desarrollen de forma eficiente.

En infantes y adolescentes Una situación común que exteriorizaron 10 familias de 15 entrevistadas para el LISTÍN DIARIO en provin­cias del Cibao, cuyas iden­tidades prefirieron mante­ner en el anonimato, es la de haber afectado en algún momento de la cuarentena la rutina tanto de siesta co­mo de sueño nocturno de sus hijos, por el motivo de que, en algunos casos, no dividieron o no supieron manejar el tiempo de forma eficiente en confinamiento.

“Yo no tenía sueño por ver series, y mi niña se que­daba despierta por más tiempo. Luego, cuando no­té que no me quería dormir en el día y que dormía has­ta más tarde en la mañana, entendí que el desfase de horario le perjudicaba, aun­que no pasara cada día”, co­menta una de las madres entrevistadas.

Rossely Alcántara Piña, psicóloga en la Dirección de Orientación Profesional de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde también es docen­te de la Escuela de Orien­tación y Psicopedagogía, expone que el proceso del sueño evoluciona y se adap­ta a las necesidades del ser humano.

“Al hablar de problemas de sueño no nos referimos a lo mismo cuando men­cionamos a un recién naci­do, que cuando se trata de un niño, un adolescente o una persona mayor. Pre­cisamente ahora, en tiem­po de Covid, destacamos la importancia de la actitud y seguimiento de los padres frente al aprendizaje o pér­dida de este hábito tan ne­cesario para la salud del ni­ño”, manifiesta.

En este punto, Laura Pou Ottenwalder, especialista en psiquiatría infanto-juve­nil y adultos, apunta que in­fantes y adolescentes pue­den padecer de trastornos del sueño, por eso es impor­tante que estos respeten y se les respeten sus horarios; que se siga haciendo la ruti­na de acostado de siempre, incluido las siestas.

La higiene del sueño Para cuidar la calidad de este vital proceso en cual­quier etapa de la vida de las personas, es necesario se­guir las medidas de higie­ne del sueño, como lo re­comienda el psiquiatra Luis Geraldino. Define higiene del sueño como un conjun­to de hábitos para dormir bien, entre estos: acostarse a una hora similar a la ha­bitual, no utilizar el celular antes de tenderse a dormir, cenar cada vez más tem­prano, no consumir cafeína cerca del retiro a la cama, lugar que debe relacionarse con el sueño; levantarse a la misma hora, entre otros.

El punto es que, de no respetarse estas medidas, se van alterando “esto va ocu­rriendo de una manera muy sutil, y la gente no se da cuenta, por eso ocurre que una semana después ya tie­nen el sueño prácticamente desorganizado”, sostiene.

Geraldino aclara que es­tas sugerencias son para quienes han variado su ruti­na, puesto que en el caso de personas con antecedentes conectados a los referidos trastornos, los pasos a se­guir ya no serían de preven­ción, sino de atención pro­fesional específica.

Más allá del sistema inmune Los problemas mentales y de salud en general pue­den ser provocados por la falta de sueño a largo pla­zo, asegura Pou Ottenwal­der; además, detalla que eso puede conducir al de­sarrollo de diabetes, hiper­tensión, aumento de peso, problemas mentales, cam­bios en el humor, en el ape­tito, en la manera en que so­cializa, pérdida de agilidad mental o cognitiva, entre otros.

DE INTERÉS Otros factores. La neuróloga Sarah Var­gas destaca, además, el hecho de que los trastor­nos del sueño desayu­dan en la identificación de patógenos externos, como el SARS-COV2, identificación que hace a las personas inmuno­competentes, no obstan­te, esta última depende no solo del sueño, sino también del estilo de vi­da, genética, epigenética y demás.