Amsterdam: Un paseo por la mítica e histórica ciudad de Países Bajos

Como toda turista que llega a un país desconocido quiere verlo todo… Aunque el tiempo apremia siempre se eligen aquellos lugares que tienen mucha historia, diversión y los que te recomiendan los residentes porque quieren que vivas la experiencia y tengas algo qué contar cuando regreses a tu natal país.

Así pasó en esta ocasión, cuando arribé a Holanda. Había escuchado tantas historias de este país que cuando llegué sentí mucha emoción porque estaba cumpliendo el gran sueño de mi vida.

Este viaje lo hice acompañada de mi hija Ivelia. Ambas iniciamos la aventura de la siguiente manera: salimos desde Santo Domingo hacia Punta Cana en un autobús que nos dejó en el aeropuerto de esta localidad, y de ahí tomamos un vuelo hacia Bruselas, Bélgica, que dura aproximadamente ocho horas. Llegamos en la mañana. Luego abordamos un bus, con reservación desde aquí, que nos llevó a Ámsterdam, en un lapso de tres horas. Estábamos exhaustas, pero extasiadas por lo que veíamos durante el trayecto.

Estación Central de Amsterdam. Hacerlo desde aquí es una experiencia sin igual. A mi salida, como es normal, quedé de espalda, y acto seguido sentí un impulso enorme de voltear para ver qué había detrás que me hacía sentir como si me estuvieran observando. La sorpresa fue enorme al ver un edificio hermoso, con un diseño que emula un palacio y revela la mezcla de estilo gótico, propio de la época que estaba influenciada por las corrientes francesas del siglo XIII.

Según los historiadores, fue construida entre 1881 y 1889. Es obra del arquitecto Pierre Cuypers, famoso por sus catedrales de estilo gótico y del edificio del Rijksmuseum, donde está la más famosa colección de pinturas del Siglo de Oro neerlandés, el cual no pudimos visitar porque había que hacer una reservación, que puede ser de uno a tres meses dependiendo la temporada.

Riqueza cultural Holanda, ahora Nederland, es famosa por su sistema de canales, casas angostas, el artista Van Gogh, Ana Frank, molinos de vientos, tulipanes, quesos y, por qué no, su famoso barrio rojo, al que le tengo otro capítulo…

Ya embriagada por tantas historias y bellezas quería saber más de Ámsterdam y para hacerlo lo más idóneo es hacer un recorrido por las zonas más céntricas.

Así llegamos a la plaza Dam, donde un malabarista entretenía a los turistas con su magia de fuego. Al cruzar la calle, palomas vuelan de forma traviesa entre los transeúntes.

Aquí me detuve para plasmar el momento en fotografías que tienen de fondo el Palacio Real, que funcionó como ayuntamiento desde 1655 hasta su conversión en Residencia Real. La edificación se construyó entre 1648 y 1665, y es obra de los arquitectos Jacob Van Campens y Daniel Stalpaert.

Historia A pocos metros está el Monumento Nacional, construido en 1956 en memoria de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Entre caminatas, fotos y conversaciones nos enteramos que cada 4 de mayo se le rinde homenaje a quienes murieron en el conflicto bélico.

El Monumento está rodeado por cuatro leones. En el centro hay un pilar de hormigón de 22 metros de alto con forma de cono. A su alrededor se pueden ver cuatro figuras humanas que permanecen encadenadas. Según explicaron, simbolizan el sufrimiento durante la guerra.

Ya un poco agotadas llegamos a los almacenes Bijenkorf: un merecido descanso mientras bebíamos un rico café. El lugar estaba repleto y entre paradas y conversaciones de mi traductor y anfitrión Ronald Peperkamp, esposo de mi amiga Yanira, quien me invitó a esta ciudad fabulosa, fui enterándome de las excentricidades de sus residentes, su gastronomía, cultura y el clima de prosperidad para los que eligen vivir en esta urbe.

Así llegamos al Museo de Cera Madame Tussauds Amsterdam. La visita fue muy divertida y educativa, en especial para mi hija Ivelia, pues vio a sus artistas y actores favoritos, además de historiadores y reyes en un realismo sorprendente.

En esta ciudad la oferta es variada; se hace en bicicletas, en un bus o crucero por los canales Prinsengracht, Keizersgracht, Herengracht y Singel a un costo de 12 euros por personas.

Magia en el canal El recorrido lo hicimos por el Herengracht, conocido por el “Canal de los señores”. Su nombre hace alusión a quienes lo construyeron en los siglos XVI Y XVll; eran los hombres más ricos de la época, y lo hicieron con el interés de promover el comercio y el transporte. Hoy son Patrimonio de la Unesco. Cabe destacar que los canales son de agua dulce, gracias a las esclusas que impiden la entrada del agua de mar.

En verano, el sol se oculta pasadas las nueve de la noche en esta ciudad europea, y sus rayos al descender en las aguas del canal dan un toque romántico que embriaga a los cientos de amantes sentados en los bares y restaurantes situados a orillas del canal, y, por qué no, a los que por su estatus de bonanza derrochan champán y beben vinos como un modo de celebrar la vida.

La gran mayoría comparte con amigos y familiares, visitan las tiendas de moda, compran lencerías y aprecian las amenidades que ofrecen las ciudades en donde la prostitución está legalizada.

Como dice un eslogan, el “Canal de los señores” (El Herengracht) te transporta a una ciudad fabulosa de un país que tendrá una aliada de por vida: el agua. Esta es la ciudad resiliente que se erigió en una pelea constante con el mar, y lo que antes era un reto, ahora es su mayor orgullo ante el mundo, y esplendor para los visitantes.

Geografía Países Bajos (en neerlandés, Nederland) está ubicado en el noroeste de Europa. Limita al sur con Bélgica y al este con Alemania, teniendo costas sobre el mar del norte que lo separa del Reino Unido. Además, posee los territorios insulares de Bonaire, Saba y San Eustaquio en el Caribe.