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Educar sin barreras: Una escuela inclusiva ofrece las mismas oportunidades a todos los alumnos

Jaclin CamposSanto Domingo, RD

Asegurar la inclusión de niños y jóvenes con discapacidad en el sistema educativo ayudará a que la sociedad “no solo sea más justa”, sino también “más próspera”, aseguró la encargada de la División de Inclusión Educativa del Consejo Nacional de Discapacidad (Conadis), Katherine Rodríguez, durante un seminario internacional realizado recientemente en Santo Domingo.

“Las personas con discapacidad no implican un gasto; al contrario, pueden aportar mucho a la sociedad”, expresó la educadora durante su intervención en el Seminario Internacional de Accesibilidad e Inclusión Digital, organizado por la Universidad Federico Henríquez y Carvajal (UFHEC).

En opinión de la también educadora, durante mucho tiempo los dominicanos se han privado de las posibilidades que pueden brindar las personas con discapacidad por tenerlas excluidas.

“Trabajar o estudiar con personas con discapacidad te da una visión distinta del mundo. Todo el mundo debería tener esa oportunidad, porque eso nos cambia muchísimo en nuestra visión y concepción de las personas”, expresó Rodríguez, quien dictó la charla “Contexto de las personas con discapacidad en República Dominicana y desafíos de la educación inclusiva”.

Estado actual

A pesar de los avances alcanzados, según Rodríguez, el país aún está “lejos” de tener una educación “verdaderamente inclusiva”.

En el sistema educativo dominicano convergen la exclusión (personas con discapacidad que están fuera del sistema), la segregación (personas con discapacidad en escuelas de educación especial para una condición específica), la integración (aulas especiales dentro de una escuela regular) y la inclusión, explicó la funcionaria del Conadis.

“Hay una diferencia entre la persona que tiene discapacidad de la que no tiene discapacidad en cuanto a asistencia a centros escolares”, dijo.

El estudio “Discapacidad en niños, niñas y adolescentes en la República Dominicana: situación y respuesta”, presentado en 2019, mostró que el número de menores de 3 a 19 años de edad con discapacidad que no tenían acceso a la educación formal duplicaba al de sus coetáneos sin discapacidad: 41.1 por ciento versus 19.6 por ciento en el caso de los varones; mientras que en el caso de las hembras 37.6 por ciento frente al 18.6 por ciento.

Desafíos

La educación inclusiva enfrenta varios desafíos, entre ellos la identificación temprana de la discapacidad, la cobertura y la accesibilidad.

De acuerdo con Rodríguez, persisten, además, barreras actitudinales que impiden hacer ajustes para que los menores con discapacidad accedan a la educación formal en igualdad de condiciones que los demás chicos.

El proceso de inclusión implica reestructurar “la planta física, las políticas y las prácticas de los centros educativos”. Por eso, para que pueda darse tiene que haber un cambio “desde la concepción de la educación y del porqué enseñamos y para qué educamos”.

“Una escuela inclusiva es la que ofrece a todos sus alumnos las oportunidades educativas y las ayudas necesarias”, afirmó Rodríguez, quien es educadora y especialista en el uso de tecnologías de la información en el ámbito educativo.

EN PUNTOS

Seminario. El Seminario Internacional de Accesibilidad e Inclusión Digital formó parte de las actividades del proyecto de investigación Smart Ecosystem for Learning and Inclusion (SELI) que junto a once países de América Latina y Europa ejecuta la UFHEC.

Participantes. El evento contó con la participación de Lukasz Tomczyk, de la Universidad Pedagógica de Cracovia, en Polonia, así como expertos de Finlandia, Turquía, Brasil, Ecuador, Bolivia y República Dominicana.

Compromiso. Al iniciar el seminario, el rector de la universidad, Alberto Ramírez, recordó que las personas con discapacidad constituyen “un sector que requiere el apoyo de todos y de todas”. También intervinieron el viceministro de Ciencia y Tecnología, Plácido Gómez, y el vicerrector de Ciencia, Tecnología e Investigación de la academia, Darwin Muñoz.

La diversidad es la norma en un aula

La educación inclusiva no busca que haya un currículo diferente para los estudiantes con una discapacidad, sino trabajar el mismo plan, pero hacer adaptaciones para que el mismo contenido llegue a todos los alumnos, independientemente de su condición.

A este tema se refirió la brasileña Cibelle Amato, quien durante el Seminario Internacional de Accesibilidad e Inclusión Digital dictó la ponencia “¿Cómo construir cursos accesibles?”.

Adaptar la forma de presentar los contenidos, en opinión de la catedrática e investigadora de la Universidad Presbiteriana Mackenzie, en S„o Paulo, no beneficia únicamente a los niños y niñas con alguna condición especial, sino que ofrece ventajas para todos los educandos.

Las personas, independientemente de que tengan o no una discapacidad, llegan al conocimiento por caminos distintos -explicó la terapeuta del habla y la audición-: mientras unos aprenden mejor leyendo, otros prefieren escuchar, experimentar o ver imágenes.

Cuando un programa de estudios incluye, por ejemplo, recursos auditivos para que un invidente pueda escuchar la lección estaría a la vez beneficiando al alumno que no tiene disminuida la visión pero que aprende mejor escuchando.

“Cuando comprendemos las dificultades y necesidades de personas con discapacidad podemos ayudar a las personas sin discapacidad también”, expresó Amato, quien insistió en que el plan de estudios uniforme “de talla única y listo para usar” debe dar paso a uno más flexible.

“Cuando pensamos en la inclusión debemos pensar en la diversidad y las necesidades específicas, no nos debemos quedar en las discapacidades y las necesidades especiales”, añadió la experta brasileña. “Todos tenemos necesidades específicas, todos tenemos diversidades”.