El pueblo natal de Dalí
Paseo por el arte en Figueres
Por el arte de Salvador Dalí no siento atracción alguna, pero en vista de que mi hijo Alexis y yo estamos en Girona, a apenas 38 kilómetros de Figueres donde nació el pintor, me animo a conocer esta pequeña ciudad de espíritu vanguardista y liberal. Vamos en bus para regresar el mismo día en tren. Ya en la terminal de Figueres acudo al cuarto de damas. Para el toilette hay que depositar en la puerta 0.50 euro. En Información, averiguando cómo llegar a la Rambla, nos dan un ‘amago’ de plano: una hoja fotocopiada con letras apenas legibles.
El asunto es que tomamos una calle que no está en el planito. Pregunto a una señora mayor. ‘Primero a la derecha hasta Plaza Cataluña, donde hay una fuente que llamamos lumínica, y luego seguir recto’, explica. Con sus indicaciones desembocamos, empero, en la Plaza del Gra, con una construcción de arquitectura industrial ecléctica de 1887. A su lado, Plaza Cataluña. Tras un corto trecho estamos en la Rambla, en cuyo entorno hay varios locales para comer. Entramos en el número 10, un restaurante que al exterior dice Café París, aunque luego la factura sale como Ecobar Figueres.
El menú del día asciende a 14.50 euros (unos RD$ 900.). Elijo Espárragos verdes con salsa romero, Confitado de pato con miel, Sorbete de mandarina, una copa de vino tinto y pan. En vez de pato, Alexis pide Entrecot y Gelatina. Al pagar nos damos cuenta que se agregan 3 euros por el pato y 4 por el entrecot. Aún así, valió la pena. Terminado el almuerzo enfilamos hasta el cercano Museo del Juguete de Cataluña. A su entrada, una vaca tamaño natural asoma la cabeza. En el suelo, el dibujo de un trúcamelo. Me recuerda mi niñez.
Museo Proseguimos la andadura. En lo alto asoma una torre. Es de la iglesia de Sant Pere. Llegamos a la Plaza Gala-Salvador Dalí (Gala fue musa y esposa del pintor), donde funciona el Teatro-Museo Dalí, construido sobre los restos de un antiguo teatro. Las obras expuestas describen su trayectoria artística. En otra calle, a corta distancia, está la casa natal. No la visitamos pues requiere pedir cita. En ruta hacia ella, para verla por fuera, nos asombra el edificio del Hotel Plaza Inn, con un estrafalario decorado exterior. animales y payasos representados en variadas posiciones en balcones, muros y lobby. No es de extrañar. Es la ciudad de Dalí.