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Marlin Lajara: “Mi pasión es ayudar a la gente a crecer, a sanar, a construir sus sueños y proyectos”

La joven mercadóloga, ‘coach’ de vida y especialista en arteterapia y terapias creativas quiere ser un instrumento de bien para jóvenes y adolescentes en condiciones vulnerables

Aunque no descarta trabajar en el futuro en el sector privado, Marlin prefiere hacerlo ahora con adolescentes y adultos jóvenes de comunidades de escasos recursos y en situación vulnerable. “Son personas que tienen mucho que dar, que solo necesitan un empujoncito”. ©Raúl Asencio/LD

Aunque no descarta trabajar en el futuro en el sector privado, Marlin prefiere hacerlo ahora con adolescentes y adultos jóvenes de comunidades de escasos recursos y en situación vulnerable. “Son personas que tienen mucho que dar, que solo necesitan un empujoncito”. ©Raúl Asencio/LD

La vocación de Marlin Lajara de ayudar a las personas menos favorecidas socialmente inició en el bachillerato y creció en los primeros años de universidad.

Para las épocas de Navidad, inicio de clases y San Valentín, Marlin (con el apoyo de amigos y de la familia) pedía favores a la gente para recaudar fondos y ofrecer cenas, útiles escolares y juguetes a niños de escasos recursos.

El aporte sincero y continuo de la gente, sobre todo en épocas especiales, la motivaba a tocar las puertas de fundaciones e instituciones y a continuar las ayudas.

Con el tiempo, repartir juguetes y organizar fiestas para niños y adolescentes en diversas comunidades comenzó a formar parte de su vida.

Al finalizar la carrera de Mercadotecnia (antes había probado con la Hotelería y los viajes) se dio cuenta que su verdadera pasión era “ayudar a la gente a crecer, a sanar, a construir sus sueños y proyectos”.

Así que a la par con la carrera hizo una certificación internacional en coaching.

“Cuando decidí elegir maestría me di cuenta que a mí lo que realmente me apasiona es ayudar y por eso las busqué en el área de coaching, pero los requisitos no me daban. Encontré una en Arteterapia y Terapias Creativas y fue como que papá Dios me la puso en el camino, porque ahí pude reunir mis dos pasiones reales, que son el arte y apoyar a las personas”.

Marlin toca el violín y la viola desde los 8 años.

“El arteterapia es como un triángulo en el que se trabaja el artista, la obra (que puede ser artes plásticas, música, teatro, danza…) y el paciente o sujeto. Muchas veces nosotros no sabemos hablar de nosotros porque no nos conocemos, entonces usamos el arte como vehículo para que las personas se conozcan, para que indaguen y profundicen en su interior. Cuando trabajo la parte de los sueños me gusta ayudar a la gente a materializarlos, a bajar esos sueños”.

CON LOS JÓVENES DE BATEY VARA DE CAPÁ

Marlin ya no reparte juguetes. Vive desde hace dos años en Madrid. “Ahora estoy sirviendo con mi vocación”, sonríe.

El mes pasado, finales de 2019, la joven de 25 años realizó en República Dominicana su primer taller de formación a través del arteterapia con los jóvenes de Batey Vara de Capá, en Sabana Grande de Boyá (Monte Plata).

En el taller de un día que organizó con el apoyo de la fundación Los Arturitos participaron 15 adolescentes entre 13 y 16 años.

“Fue una experiencia maravillosa. Trabajamos la parte de la identidad, del yo. Trabajamos el ser, la autoestima, porque muchas veces los adolescentes no se conocen. Luego trabajamos la parte de los sueños: cómo ellos los proyectaban, qué querían hacer y cuáles eran las limitantes que consideraban tenían en esos momentos”.

Lo que más le gustó de las aspiraciones de los jóvenes que soñaban con ser médicos, ingenieros, maestros de danza o de inglés, empresarios y beisbolistas, es que en todo momento tenían presente a la comunidad.

Los temas trabajados en la jornada, enfocados en vivencias y aspectos adaptados a su realidad, ayudaron a los chicos y chicas a reconocer su valor como personas y a enfocarse en la consecución de sus sueños a pesar de las necesidades.

“Estos niños de Vara de Capá son muy educados, formados en valores. Viven en un batey al que ni siquiera llega la energía eléctrica y todos pensaban en cómo echar pa’lante a la familia y en cuidar esa comunidad, en hacerla crecer”.

MÁS ALLÁ DEL COACHING: LA PSICOLOGÍA

Marlin reconoce que el mundo del coaching admite muchas lecturas hoy día, muchas de ellas no muy buenas. Y reconoce, también, que esta certificación no bastaba para ejecutar todos sus planes de ayuda.

De esta forma, mientras hacía la maestría en Madrid, inició la carrera de Psicología. Solo le falta año y medio para completarla.

Se dio cuenta, le explica a Listín Diario, que el coaching es una herramienta que no trabaja a profundidad el ser de las personas, que solo trabaja la parte superficial.

“El coaching te ayuda a lograr metas puntuales, pero no trabaja el ser, que es la base para todo. Por eso inicié la carrera de Psicología. Porque no vale la pena que con estos niños del batey yo quiera trabajar sus sueños sin ellos conocerse. ¿Cómo voy a trabajar proyectos de vida sin ellos saber quiénes son, si no tienen una autoestima sana? Porque al final nadie tiene la autoestima allá arriba. La autoestima es como una montaña rusa: un día estás abajo y otro, arriba. Es simplemente tener las herramientas y conocerte a ti mismo. Saber que un día puedo estar mal y al siguiente subir y manejarlo sin necesidad de cosas externas. Es enseñarles eso a los niños para luego, a través del coaching, apoyarlos en su proyecto de vida”. Hay muchos coaches buenos, comenta, y todo depende del objetivo de la persona, de lo que quiere lograr. “Tal vez para lo que deseas ahora mismo necesitas un coach, pero para lo que yo quiero ahora mismo necesito un psicólogo”.

Marlin asegura que desea trabajar con adolescentes y adultos jóvenes “porque ahí es que uno empieza a construir su identidad y a salir al mundo”.

“Cuando terminas el bachillerato es que comienzas a tomar decisiones por ti solo. A decir quiero o no quiero esto y a escoger tu propio camino. En esta etapa es muy importante conocerte, saber quién eres, lo que te gusta, lo que vales. Y necesitas reforzar la autoestima porque es la base de todo. Papá Dios me ha dado mucho, de alguna manera tengo que devolver lo que me ha dado, y qué mejor forma que haciendo lo que me gusta”.

PARA LOS QUE ESTUDIAN FUERA Marlin trabaja también en la creación de un programa que llamará “Boarding Pass Program”, dirigido a jóvenes inmigrantes que llegan a otros países a estudiar, a “vivir una experiencia de 360 grados de movilidad”. “Resulta que muchas veces llegamos y nos quedamos en el mismo círculo, haciendo lo mismo, y no descubrimos realmente lo que te ofrece ese país”. El programa será en línea y presencial con dos modalidades: una de ocho módulos y otra de tres horas. “En el de tres horas apoyaremos a las personas con herramientas que les permitan vivir esa nueva experiencia, un despertar para enfrentar su nueva situación”. Por el momento, solo se ofrecerá a estudiantes que viajen a España.

Todos se integraron a las actividades artísticas con paciencia y amor, dice Marlin sobre los chicos y chicas de Batey Vara de Capá.

El taller en Vara de Capá se realizó en el comedor que la fundación Los Arturitos construyó en el Centro Educativo Pedro Mir de la pequeña comunidad ubicada en el municipio de Sabana Grande de Boyá.

Aunque no descarta trabajar en el futuro en el sector privado, Marlin prefiere hacerlo ahora con adolescentes y adultos jóvenes de comunidades de escasos recursos y en situación vulnerable. Son personas que tienen mucho que dar, que solo necesitan un empujoncito.

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