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Salud

MEDIOAMBIENTE

Especies invasoras en América Latina

Manuel Noriega EFESanto Domingo

Las especies exóticas invasoras son especies foráneas introducidas de forma artificial, accidental o intencionadamente y que, después de cierto tiempo, consiguen adaptarse al medio y colonizarlo, según la WWF. Estos grupos ya representan la segunda causa de pérdida de la biodiversidad mundial.

Los efectos negativos de estas especies colonizadoras están aumentando en América Latina, según diversos expertos.

En general, están creciendo en todo el continente americano, pero con especial incidencia en la parte correspondiente al hemisferio sur.

El cambio climático jugará a favor de las especies invasoras ya que debilitan a las autóctonas y las hace más vulnerables.

Estas son algunas de las especies más amenazadoras para América Latina.

RANA TORO.

Este tipo de anfibio está considerado una de las 100 especies invasoras más dañinas por su alto impacto.

Su nombre científico es Lithobates Catesbeianus y es un anfibio anuro perteneciente a la familia Ranidae. Su lugar de origen es el este de Norteamérica y se caracteriza por su alta tasa de reproducción y su agresividad.

Su tamaño está comprendido entre los 9 y 15 centímetros y puede llegar a los 500 gramos de peso.

Su color varía de verde a color café, con manchas más oscuras en el pecho. Pueden llegar a vivir una década y es muy complicado erradicar las colonias de esta especie cuando ya se han asentado en un nuevo lugar.

HONGO QUITRIDO.

Se trata de un hongo que ataca a los anfibios. Su presencia es especialmente dañina y virulenta en América Latina.

De las 500 especies que ponen en peligro y que se ven mermadas por esta plaga, 428 están en la región.

El Batrachochytrium dendrobatidis es un hongo que causa la quitridiomicosis, una enfermedad que afecta a la piel de los anfibios impidiendo el balance de agua, sales y minerales, causando la muerte del animal por fallo cardíaco.

PECES LEÓN.

Su aspecto es espectacular. Un híbrido entre mariposa y pez, con un patrón de rayas marrones y blancas casi hipnóticas y púas que salen de su lomo.

Aunque no se trata de una única especie, sino de diez pertenecientes al género Pterois. Estos peces venenosos están tomando el Mar Caribe.

Se cree que fue introducido como pez exótico de acuario y es originario de Indonesia, de los arrecifes coralinos.

Es un pez altamente resistente a las condiciones externas y, si bien en su entorno natural, en el Índico y Pacífico, tienen depredadores naturales, en el Caribe no encuentran otras especies que los incluyan en su dieta.

Estos peces, además, se reproducen durante todo el año, crecen rápidamente, son buenos cazadores y pueden vivir hasta 15 años.

CASTORES.

Los castores tienen una apariencia afable y entrañable, pero suponen un alto riesgo para los ecosistemas de los países de Latinoamérica en los que se han instalado.

Según datos de la British Broadcasting Corporation (BBC), los castores llegaron a la Tierra de Fuego (Chile y Argentina) con la armada argentina para que los habitantes pudieses comerciar con su piel.

Sin embargo, la escasez de los depredadores de esta especie en la región hizo que estos roedores semiacuáticos se reprodujesen a gran velocidad.

Los castores son grandes “carpinteros” y talan árboles para utilizarlos en la construcción de madrigueras o diques.

VEGETACIÓN LEGUMINOSA INVASORA.

El marabú o la mimosa son especies pertenecientes a esta familia de árboles y arbustos.

Algunas de estas plantas crecen de manera descontrolada y consumen los recursos compitiendo con las autóctonas.

La colonización puede resultar en la extinción de otras especies, en daños económicos y en el aumento de la frecuencia de incendios.

La mimosa, según apunta la BBC, es originaria de Australia y su finalidad era el cultivo para la decoración, por sus flores.

El retamo espinoso, otra variedad, proviene de Europa y crea grandes extensiones de matorrales que ayudan a la propagación de los fuegos.

MOLUSCOS.

Entre estas especies se pueden encontrar moluscos terrestres o marinos. Su impacto va, desde la transmisión de enfermedades hasta la destrucción de parte de su hábitat.

En el caso del mejillón dorado, se cree que llegó a la región sur de las américas en los barcos provenientes de Asia.

El caracol gigante africano puede resultar una amenaza incluso para los humanos.

El Achatina fulica también está dentro de las 100 especies invasoras más dañinas. Lo más llamativo es su gran tamaño: el caparazón puede alcanzar los 25 cm de largo y más de 10 cm de alto.

Su caparazón se asemeja a una caracola más que al de un caracol común, ya que los aros del mismo se desplazan hacia atrás.

Su peligrosidad reside en su capacidad de ser portadores de parásitos en sus cuerpos y en las babas que segregan.

En las personas, pueden causar enfermedades como la meningoencefalitis eosinofílica.