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El legado de la solidaridad del pueblo dominicano

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Por Luisa De Peña DíazSanto Domingo

Después del genocidio de 1937 la dictadura de Trujillo quedó muy desacreditada en la comunidad internacional. El país fue condenado y luego de un acuerdo entre dictadores, Trujillo pago una suma de dinero como indemnización al gobierno haitiano.

En sus esfuerzos por mejorar su imagen, Trujillo envía una comisión a la Convención de Evian en 1938 y en esta ofrece cien mil visas para refugiados judíos que huían del régimen nazi a través de la DORSA (Dominican Republic Settlement Association), organización creada para estos fines. Dentro de ese mismo acuerdo, Trujillo recibe como un ‘‘gesto de gratitud y en retribución a su buena voluntad’’ la suma de 200 mil dólares de parte de James N. Rosenberg, abogado y dirigente de la DORSA.

A pesar de que el dictador le puso precio a su ‘‘buena voluntad’’, ese es el origen de una de las más hermosas historias de solidaridad del pueblo dominicano.

En 1940 empezaron a llegar los refugiados, un estimado entre 750 y 800 seres humanos salvaron sus vidas. Una gran parte continuó hacia Estados Unidos, el resto se asentó en una tierra difícil, Sosua, en ella establecieron una próspera comunidad y lograron hacer parir la tierra.

Este testimonio sobre el desarrollo de esta comunidad y su inserción en la sociedad dominicana se narra en el Museo Judio de Sosua. Un pequeño espacio lleno de magia, que transmite resiliencia, resistencia, esperanza, solidaridad, amor a la vida y espíritu de superación. Es el mejor ejemplo del triunfo del bien sobre el mal.

En nuestra primera visita, hace ya un tiempo, fuimos atendidos por Ivonne Strauss, su directora. Así inició una relación profesional que ya está dando frutos.Recientemente el proyecto obtuvo la beca del Fondo del Embajador para la Preservación Cultural de los Estados Unidos (AFCP), con un aporte de 80 mil dólares para iniciar el proyecto de conservación de su colección, la cual estamos seguros que una vez terminado este proceso podrá optar por su inscripción en el Registro de Memoria del Mundo de la UNESCO por su valor como patrimonio de la humanidad.

Los trabajos de puesta en valor del Museo Judío tiene tres etapas básicas: la conservación de la colección, la actualización de la museografía que esta a cargo del Centro León y la puesta en operación del museo remodelado y con novedosos programas educativos y de participación comunitaria.

Aunque este proyecto promete mucho, es importante resaltar que el museo está ahí, esperando que lo descubramos y nos inspiremos en la historia de un grupo de hombres, mujeres y niños que escaparon del exterminio nazi y hoy son el testimonio de que la lucha por los derechos humanos no tiene fronteras, ni nacionalidad.

El Museo Judío de Sosua merece una visita de todo aquel que vaya a nuestra costa norte, las mismas deben coordinarse con cita. Una vez remodelado su visita debe ser obligatoria para todos los estudiantes dominicanos. Esperamos que el Ministerio de Educación inserte esta visita como parte de la formación integral en derechos humanos de nuestra juventud, así como los profesores universitarios incluyan este episodio tan importante y desconocido de nuestra historia en sus trabajos con los estudiantes.

Este Museo representa un valor del pueblo dominicano que debe ser conocido y difundido como una herramienta que contribuya a fortalecer la conciencia ciudadana, la cultura de paz y los valores democráticos de nuestra nación, al mismo tiempo es un ejemplo de resiliencia de un grupo de seres humanos que se sobrepusieron a la adversidad y son hoy en día dominicanos que aportan al desarrollo de nuestro país.

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