EXPOSICIÓN

Kilia Llano: “Aún recuerdo”

La retrospectiva que recoge sus 25 años en las artes plásticas permanecerá abierta al público hasta el 16 de diciembre en el Monumento a Montesino

Kilia Llano recuerda sus primeros trazos infantiles todavía sin orientación gráfica, sus primeras creaciones como estudiante de la Escuela de Diseño Altos de Chavón y de la Parsons School de New York y sus primeras ilustraciones profesionales para dos revistas en Barcelona (España).

Recuerda sus once años como ilustradora del periódico LISTÍN DIARIO, donde trabajó la ilustración editorial y le hizo guiños a la tira cómica con “La Yube”. Recuerda cada una de las historias de los libros infantiles que ha ilustrado, sus diseños publicitarios y ese poste de luz en la Zona Colonial que la inició en la pintura de calle. Sonríe al recordar los paneles en el parque Hostos y esas primeras paredes que enfrentó con el colectivo Transitando, en 2013, que marcaron su relación permanente con el arte urbano.

Y recuerda sus logros recientes, los murales en los barrios de la ciudad y en las provincias fronterizas que han acercado el arte a la gente que no frecuenta los museos ni las galerías.

Y así, “Aún recuerdo”, tituló la retrospectiva que recoge sus 25 años de carrera en las artes plásticas, una megaexposición abierta al público hasta el 16 de diciembre en el Monumento a Fray Antonio de Montesino, frente al malecón de Santo Domingo. Son más de 150 piezas que resumen su trabajo en la ilustración (editorial, publicitaria, infantil, caricatura y retratos), la pintura y el muralismo distribuidas en las dos salas de exposiciones del monumento, los descansillos de las escaleras y el patio que da al mar. Es un regalo visual para los que siempre han admirado su estilo realista, sus pinceladas de estilo impresionista y figurativo que cuentan todo tipo de historias y crónicas: educativas, culturales, de género, económicas, de viaje…

DE SU EXPERIENCIA EN EL LISTÍN

Entre tantos recuerdos, Kilia destaca que su gran experiencia como ilustradora, tal vez su talento más reconocido, la vivió en el Listín, donde laboró entre 1998 y 2009. “Yo aprendí a pensar aquí en el Listín, aprendí a asimilar la información y a traducirla en imágenes. Fue mi trabajo principal como ilustradora, mi tercera universidad”, dice durante la entrevista con este diario.

Porque ilustrar, está de acuerdo, es ser parte también de la información.

“Y al final eso era lo que hacía: ponerle imagen a lo que el autor escribía pensando en que aquí hay mucha gente que no lee, que solo ve la imagen. Mira qué responsabilidad tan grande: no era solamente una imagen que acompaña un texto, yo soy el apoyo de ese texto, la parte visual de ese texto”.

Con todo, le entristece que hoy día se emplee tan poco la ilustración en los medios impresos, sobre todo porque hay mucho talento joven que necesita plataformas para mostrar su trabajo. “Es un recurso que no se está aprovechando, un recurso maravilloso en términos de diseño. El mismo texto se engrandece con la ilustración”, comenta.

SOBRE LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA

Educadora y artista visual, Kilia siempre ha dicho, y lo repite en esta ocasión, que “el déficit de educación influye en la apreciación del arte”. “Y siento que no, que no se aprecia mucho el arte en el país. Ahora estamos más interesados, pero es algo que tiene que ver con la educación en sí. Somos un país donde la enseñanza artística se considera un relleno, y no puede ser así, porque cuando no les das importancia a una materia en la que se trabaja tanto la identidad, no puedes esperar que los muchachos se la den”.

“A veces lo que les dan es un poco de historia del arte o le ponen a copiar cosas, pero no se ofrece una educación artística que incentive la creatividad, la observación y la sensibilidad. La gente cree que si un niño estudia arte en el colegio no significa absolutamente nada. Que estudies Matemáticas no significa que vayas a ser matemático, entonces, ¿por qué la gente entiende que el arte es un relleno y que solo debe ser atractivo para el que le guste nada más? Es un disparate”. Y añade: “Aquí entienden que solo las materias de ciencias, español y matemáticas son las importantes. ¿Y el arte? ¿Cuántas épocas y hechos históricos se han explicado a través de la pintura y la escultura? El arte es el fundamento de la historia del hombre, de la humanidad”.

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Kilia se está tomando muy en serio esta nueva faceta como artista visual porque siente que el arte urbano cambia la perspectiva de las comunidades.

“Pienso que el que está viendo arte constantemente, aunque lo haga inconscientemente, algo le queda. Le queda ese observar, porque al final una de las cosas que queda del arte es la observación. La gente que aprecia arte es más observadora y esa capacidad de observación no la usas solo para el arte, la usas para todo en la vida”.

Por eso cree en el poder educativo del arte; y por eso, dice, le gusta mucho trabajar con la identidad de un pueblo. “Yo le recuerdo muchas cosas a la gente a través de los murales y por eso pinto tantas cosas que tienen que ver con el país: la flora, la fauna, la gente, las costumbres, la historia… Y también cosas no muy buenas, como la violencia de género”.

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