EMOCIONES

¿Cómo entender la autolesión?

Las emociones surgieron desde algún lugar en el interior, como veneno que pasa a través de una jeringa: una mezcla de tristeza, ansiedad y vergüenza que abrumaría a cualquiera, en especial a una adolescente.

“Tenía un palo de paleta, le saqué una punta afilada y me arañé”, comentó hace poco Joan, una estudiante de preparatoria en la ciudad de Nueva York; solicitó que omitiéramos su apellido por razones de privacidad. “Ni siquiera estoy segura de dónde surgió la idea. Solo sabía que era algo que la gente hacía. Recuerdo haber llorado mucho y pensar: ‘¿Por qué lo hice?’. Estaba un tanto asustada de mí misma”.

Cuando se disipó la nube de angustia, se sintió desahogada y comenzó a cortarse de forma habitual, al principio con un cuchillo y después con navajas de afeitar, las muñecas, los antebrazos y con el tiempo gran parte del cuerpo. “Solía dedicar entre cinco y quince minutos a cortarme”, dijo, “y después ya no experimentaba ese terrible sentimiento. Podía continuar con mi día”.

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