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VIAJE

Dos cafés de excepción

Work-Café en su local del Paseo de Recoletos. FOTOS CARMENCHU BRUSÍLOFF

Work-Café en su local del Paseo de Recoletos. FOTOS CARMENCHU BRUSÍLOFF

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

Rumbo a Madrid. 22 de septiembre 2019. A bordo del avión de Iberia se enciende el aviso de ponerse el cinturón y por el altavoz se escucha la voz que informa estamos pasando una zona de turbulencias. Es que, pese a que nos alejamos, los coletazos del huracán Jerry se dejan sentir. ‘Vuelvan a sus asientos’ ordena atenta pero autoritaria una azafata a aquellos pasajeros que pretenden ir al baño. Y al sobrecargo que se acerca comenta: ‘El capitán nos mandó a sentar’. Finalmente, y por suerte, el viaje no resultó traumatizante.

En el Apartahotel Serrano Recoletos, pese a la hora tan temprana (el avión arribó a las 6:00 de la mañana), la habitación está disponible. A media mañana, desempacadas las maletas, mi hijo Alexis (con quien viajo) y yo salimos a caminar por el cercano Paseo de Recoletos. Está a media cuadra. Me apetece tomar chocolate con churros y entramos en el célebre Café Gijón. ‘¿Tienen churros?’ Al responder afirmativamente el camarero, nos sentamos a una de las mesas con tope de mármol, en este café donde décadas atrás se reunían en tertulia escritores como Ramón del Valle Inclán. Y anteriormente era asiduo visitante, entre otros, Federico García Lorca. Hoy el Gijón pretende renacer culturalmente iniciando Domingos con monólogos teatrales. Mi experiencia de hoy, empero, no es la mejor. ‘Los churros están fríos’ me quejo al mozo. ‘Los trajeron a las ocho’, dice (Ahora son las 10:00 a.m.)’¿Los puede calentar?’ Su respuesta es extraña: ‘No saldrán bien’. No le entiendo hasta que probándolos calientes los siento latigosos. ¡Qué chasco! Los calientan en microondas. Para ser un café de tanto renombre es impensable que carezcan de un hornito eléctrico para tales menesteres. Es para no volver.

Al lado, en el número 19 del Paseo de Recoletos, descubro un café que no estaba en mi viaje del 2018: Santander. Entramos a curiosear. Es el Work-Café de Santander, que funciona en el local de la entidad bancaria homónima. El café está abierto al público en general y es el cuarto de este tipo que abren en Madrid. Un empleado nos explica que copiaron el concepto de Chile. El resultado es excelente: en este tipo de local el banco abre muchas más cuentas que en las oficinas tradicionales. ¡Qué interesante!.

Las mesas del Café Gijón tienen tope de mármol.