Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

FÁBULAS EN ALTA VOZ

Un país donde na’ es na’

Nos hemos convertido en una nación triste, sin espíritu de lucha, sin dolientes y lo peor de todo, casi sin identidad. Lo que está sucediendo con nuestro hermoso escudo es una visible señal de que estamos habitando un país donde na’ es na’ para las autoridades llamadas a proteger, cuidar y preservar nuestro bienestar y nuestra esencia.

Un silencio que otorga Es cierto que estamos ya acostumbrados a que nuestro presidente calle ante temas delicados que ameritan de su pronunciamiento, pero ello no debe traducirse en ignorar que hay situaciones que pueden calmarse o recrudecerse con unas pocas palabras. Solo tienen que ser sabias y oportunas para dar soluciones contundentes. Esto evita que sigamos mirando que aquí na’ es na’.

De paso por la ciudad fabulosa No soy pesimista, pero el desenvolvimiento de nuestra media isla me dice que las cosas seguirán recrudeciéndose, sobre todo en el aspecto social y económico. Por esta razón paso a visitar una ciudad fabulosa donde la sociedad vive en alegría plena. No es que no tengan problemas. En efecto los tienen, y muchos, pero saben ponerle rostro y voz a los temas que llevan desasosiego a la población.

Temas delicados Hay tópicos que por su magnitud deben asumirse con seriedad aunque la sonrisa aflore para impregnar frescura a los momentos difíciles. En aquel lugar fabuloso no hay supremacía en los cargos que ostentan los representantes de los distintos estamentos de la administración pública. Todos tienen el mismo objetivo: proporcionar paz social, seguridad, justicia y bienestar en todo el sentido de la palabra. Los egos no participan en el desempeño de sus funciones.

Preservar la identidad Allí no se actúa a la ligera haciendo como que na’ es na’ cuando se atenta contra los símbolos patrios. De ninguna manera. Con eso no se juega. La identidad de esta ciudad fabulosa se defiende a capa y espada haciendo honor a quienes la propiciaron a base de sangre y lucha. Autoridades y población saben que es lo más sagrado que tiene un pueblo y lo defienden hasta con la vida. Omitir uno de sus símbolos es como arrancarle su alma y corazón.

Un triste regreso Tenía que volver a mi país. Así lo hice, pero llegué más triste de lo que me fui. Encontré aquí un panorama sombrío, que asusta, que duele, y que se desvanece ante nuestros ojos sin que tengamos al menos un ápice de voluntad para levantarnos y disfrutar del ondear de nuestra bandera tal como es, dejando de lado el ‘modus operandi’ del na’ es na.

Tags relacionados