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Enfermedad cerebrovascular: cinco datos que debes saber sobre esta urgencia médica

Jaclin CamposSanto Domingo, RD

La enfermedad cerebrovascular tiene un alto costo social y económico, pues es una importante causa de muerte y discapacidad.

Si bien las personas de 70 años en adelante tienen más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular, el riesgo de derrames empieza a aumentar a partir de los 55 años. Individuos en edad productiva pueden verse afectados y, con ellos, su entorno familiar más cercano.

¿Cómo prevenir la enfermedad cerebrovascular? ¿Cuáles son sus tipos? ¿Cómo reconocer los síntomas más comunes? ¿Por qué hay que actuar con rapidez ante el primer indicio de un derrame?

El panameño Víctor Urrutia, especialista en derrames cerebrales y director del Johns Hopkins Comprehensive Stroke Center, comparte con Listín Diario la respuesta a estas y otras preguntas.

Estos son cinco datos básicos que debes conocer sobre esta urgencia médica.

1. Hay dos tipos de derrame cerebral El más común, el infarto cerebral, representa el 85 por ciento de los casos. Este se produce debido a la oclusión de una arteria. La arteria se obstruye cuando se forma un coágulo o se desprende la placa de colesterol.

“Igual que en el corazón, que cuando se tapa la arteria se infarta el corazón, en el cerebro, si se tapa la arteria, se daña esa parte del cerebro”, explica Urrutia.

El otro tipo de enfermedad cerebrovascular, que se presenta en el 15 por ciento de los casos, es la hemorragia. En esta, el vaso sanguíneo no se obstruye, sino que se rompe produciendo un sangrado. La acumulación de la sangre genera presión en el cerebro dañando la parte afectada.

La mortalidad de la hemorragia es de 40 por ciento; la del infarto cerebral, de 5 a 10 por ciento.

Los hombres sufren derrames a edades más tempranas que las mujeres, pero entre ellas el riesgo aumenta más tarde en la vida.

Existe una clase de evento cerebrovascular más común en mujeres: la hemorragia subaracnoidea. Esta ocurre en la parte externa del cerebro y, por lo regular, se debe a un aneurisma.

2. Varios factores de riesgo son modificables Tanto en el derrame como en el infarto cerebral, la presión alta constituye el principal factor de riesgo.

“La presión alta normalmente no da síntomas”, dice Urrutia. “La única forma en que una persona puede saber si tiene presión alta es si se hace una revisión de la presión periódicamente y esa es una de las recomendaciones básicas para la prevención”.

Otras medidas preventivas incluyen el ejercicio regular y una dieta saludable. Unos 20 o 30 minutos de ejercicio moderado al día ayudan a controlar factores de riesgo como el sobrepeso, la diabetes y la presión alta. También se recomienda ingerir abundantes frutas y vegetales, reducir el consumo de sal, comer menos grasas animales y preferir, en cambio, grasas vegetales como el aceite de oliva y las nueces.

El tabaquismo eleva el riesgo de accidentes cerebrovasculares, por tanto, es importante evitarlo.

3. Los síntomas se presentan de forma súbita Las manifestaciones del derrame cerebral dependen del área del cerebro que se vea afectada. Estas incluyen:

- Pérdida de balance o equilibrio

- Disminución en la visión en un ojo o visión doble

- Debilidad en un lado de la cara

- Debilidad en el brazo y la pierna de un lado del cuerpo

- Problemas en el lenguaje (dificultad para hablar o entender el habla)

En la hemorragia cerebral puede haber dolor de cabeza súbito o disminución en el estado de conciencia.

Los síntomas asociados al evento cerebrovascular se asemejan a los de otros problemas médicos. “La clave es que sean súbitos: uno está bien y de repente le dan estos síntomas”, aclara Urrutia.

4. Ante un derrame, se debe actuar con rapidez Ante la primera señal de que la persona sufre un derrame cerebral, hay que actuar con rapidez. El paciente debe ir a la emergencia de inmediato (si se encuentra inconsciente o tiene dificultad para respirar es mejor llevarlo al centro de salud más cercano para estabilizarlo y luego trasladarlo a una institución que posea la tecnología y los medios para tratarlo).

Urrutia recomienda, además, apuntar la hora en que empezaron los síntomas o la última vez que la persona se encontraba en buen estado. ¿Por qué? Porque la efectividad del tratamiento depende del tiempo transcurrido desde que empezó el episodio.

Para el infarto cerebral, el tipo de derrame más frecuente, existen dos tratamientos “muy efectivos” que se pueden aplicar hasta cuatro horas y media luego del inicio de los síntomas: la terapia trombolítica (se administra un medicamento que disuelve el coágulo que ha obstruido la arteria) y la trombectomía (cuando la arteria es grande, se extrae el coágulo con ayuda de un catéter).

“Lo nuevo es que ese procedimiento (la trombectomía) se puede hacer en una persona hasta en las 24 horas de haber empezado los síntomas, pero requiere una imagen del cerebro más avanzada, estudios de perfusión con tomografía axial computarizada o con resonancia magnética, para seleccionar a los pacientes que todavía pueden ser beneficiados por el procedimiento”, indica Urrutia.

Como toda condición urgente, expresa el médico, los pacientes con derrame cerebral se benefician de una buena organización del sistema de salud. “Si el hospital está preparado para detectar tempranamente a los pacientes y pasarlos por un proceso rápido de diagnóstico y tratamiento, eso le da las mejores probabilidades a la persona de recuperarse lo más posible”.

5. El sobreviviente podría volver a sufrir un derrame Luego de un evento cerebrovascular, los médicos hacen pruebas en el paciente para determinar la causa del problema e iniciar terapias que prevengan derrames futuros.

Al mismo tiempo, la persona debe someterse a terapias de rehabilitación para superar las secuelas dejadas por el daño en el cerebro. Estas involucran terapia física, ocupacional y del lenguaje.

En centros como Johns Hopkins, informa Urrutia, se está implementando el uso de aditamentos robóticos para ayudar a los pacientes a recuperar la movilidad. Otra novedad es el uso de videojuegos con el mismo fin.

Víctor Urrutia Neurólogo “No se debe dejar pasar tiempo” Especialista en derrames cerebrales y director del Johns Hopkins Comprehensive Stroke Center. Se centra en los aspectos clínicos de la enfermedad cerebrovascular, específicamente la terapia y prevención. Estuvo en el país para disertar durante un evento de educación clínica organizado por la Sociedad Dominicana de Neurología y Neurocirugía (SDNN).