La Vida

Crianza: manejo desde la primera infancia

Los valores, más que inculcarse de manera directa, se aprenden observando y copiando lo que se ve. ISTOCK

Rosanna Herrera | Especial para L2Santo Domingo, RD

La mejor manera de disciplinar a los hijos es usando una manera democrática, aunque firme y respetuosa de las necesidades físicas y emocionales del niño. “Los niños pueden tener rutinas desde que nacen, siempre y cuando no sean marcadas por horas precisas, sino más bien teniendo en cuenta hábitos o patrones predecibles, que le eviten la ansiedad”, así lo explica Montserrat Bordas.

La psicóloga comenta que todo debe hacerse creando y preservando la autonomía en los niños. “Mientras más seguridad y apego reciben en sus primeros años de vida, mejor será su desarrollo. Esto no quiere decir que se sobreproteja, sino que se llenen las necesidades físicas y emocionales del niño”.

La especialista en sueño infantil y ‘coach’ de padres comenta que luego se debe ir soltando y dejando que el niño haga por sí solo a medida que demuestra que tiene la capacidad de hacerlo. “Los padres quieren niños independientes, pero esto no se logra empujándolos a crecer a destiempo o forzando su proceso de desarrollo; se logra observando, conectando y dejándolos hacer a medida que ellos mismos van desarollando habilidades”, sostiene Bordas.

La realidad La especialista comenta que hoy se vive en una sociedad exigente y competitiva, pero entiende que muchas veces son exigencias sin fundamento que alimentan más bien el deseo de “demostrar” o “pertenecer”.

“Entiendo que como padres tenemos la obligación de criar niños, más que sobresalientes académica o conductualmente, criar niños felices, emocionalmente sanos, seguros de sí mismo, y con la capacidad de saber lo que quieren en la vida y luchar por ello”.

Sobre su papel en el proceso de crianza de los niños de quienes acuden a ella en busca de orientación, Bordas responde que su papel en el proceso de la crianza es orientar y sensibilizar en la etapa de desarrollo y las necesidades de cada niño.

“Es ayudar a los padres a ajustar sus expectativas a las realidades y etapas de sus hijos, lo cual no siempre están alineadas. Más que nada es cambiarles el enfoque, ayudando a comprender lo complejo que es un ser humano y que los niños no son la excepción”.