Menopausia: el dilema de utilizar terapia de reemplazo hormonal
Debido al aumento en la expectativa de vida, las mujeres pasan más de un tercio de su existencia en la etapa posmenopáusica, aseguró el ginecólogo estadounidense Owen Montgomery durante la conferencia magistral “Menopausia: el consenso de los expertos”, que dictó recientemente en el país.
El aumento en la longevidad viene acompañado del temor a padecer enfermedades crónicas. Este temor se agudiza por advertencias de que la terapia de reemplazo hormonal (empleada para tratar los síntomas de la menopausia) se asocia con mayor riesgo de cáncer de seno, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
Entonces surge el dilema: ¿prescribir o no la terapia hormonal sustitutiva? Para responder a esta pregunta Montgomery se remitió a una declaración que en el 2017 publicara la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS).
Destacó que la terapia de reemplazo hormonal está aprobada como tratamiento de primera línea contra los síntomas vasomotores, para prevenir la pérdida de masa ósea y reducir el riesgo de fractura en mujeres posmenopáusicas. También ha sido aprobada en mujeres con hipogonadismo, insuficiencia ovárica primaria y menopausia quirúrgica prematura.
Personalización La clave para decidir si utilizar terapia hormonal o no, de acuerdo con Montgomery, radica en la personalización.
Esto implica tomar en consideración aspectos como la edad de la paciente, los síntomas menopáusicos y sus factores de riesgo frente a condiciones como trombosis venosa profunda, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y cáncer de seno.
“El tratamiento debería ser personalizado utilizando la mejor evidencia que maximice beneficios y minimice riesgos”, expresó el experto, miembro del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG).
El médico tratante debe hacer reevaluaciones periódicas sobre los beneficios y riesgos para continuar o descontinuar la terapia.
Hormonas bioidénticas Montgomery citó las preocupaciones que existen en torno a la terapia de sustitución con hormonas bioidénticas (fórmulas combinadas y creadas específicamente para una paciente).
Algunas de preocupaciones están vinculadas con la seguridad: falta de regulación y monitoreo, posibilidad de sobredosis o subdosificación, falta de eficacia científica o datos de seguridad y falta de información que esboce los riesgos de esta terapia.
Además, el tratamiento se prepara luego de de terminar las necesidades hormonales de la mujer mediante un análisis de saliva. Sin embargo, aseguró Montgomery, no hay evidencia que apoye la eficacia de esta prueba, pues los niveles hormonales en la saliva pueden no coincidir con los de la sangre.
El final de una etapa La menopausia marca el final de la etapa reproductiva de la mujer y se debe a un funcionamiento reducido de los ovarios.
En las dominicanas suele presentarse, en promedio, a los 51 años, de acuerdo con la ginecóloga Elisa Fernández de Scheker, presidenta de la sección dominicana del ACOG.
La menopausia viene acompañada por una serie de síntomas que abarcan calores o “bochornos”, falta de sueño, resequedad vaginal e incontinencia urinaria.
Según Fernández de Scheker, aunque se trata de una etapa natural, los síntomas que desencadena pueden afectar el desenvolvimiento de las actividades diarias en uno de los momentos más productivos de la vida profesional de la mujer.
Para el 2025, indica la NAMS, se espera que el número de mujeres posmenopáusicas aumente a 1,100 millones en todo el mundo.